EL CAOS GENERATIVO: REFLEXIÓN DESDE EL GÉNESIS

Por Steve Privat

En la narración del Génesis, específicamente en la creación, Dios parte desde el desorden: “y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo” (Gn.1:2), este es uno de los mitos fundacionales más poderosos y universales en la historia de la humanidad. Desde una perspectiva antropológica, esta historia no solo tiene relevancia teológica sino también cultural y psicológica, ofreciendo una profunda comprensión de cómo los seres humanos han percibido y manejado el caos y el orden a lo largo de milenios.

En el mismo texto no nos relatan por qué todo era caos, pues ya el segundo verso del inicio de la Biblia nos menciona que hubo un momento en que todo estaba desordenado y vacío; pero no sabemos cómo se llegó a esa condición. Este misterio sobre el origen del caos nos deja reflexionando sobre la naturaleza de la existencia y su tendencia a veces inexplicable hacia el desorden. Nuestras vidas pueden tomar ese rumbo de manera inesperada. Nos encontramos viviendo en una aparente normalidad y, en un cerrar y abrir de ojos, nos vemos sumidos en un escenario similar al descrito en el Génesis: un vacío abrumador y un estado de desorden caótico. Es en estos momentos de crisis personal cuando la narrativa bíblica cobra un nuevo sentido y relevancia.

Los desafíos cotidianos, las pérdidas inesperadas y los cambios abruptos pueden dejarnos sintiéndonos desorientados y vacíos. Muchas veces, ante estos momentos de oscuridad, podemos quedarnos absorbidos por la desesperanza, incapaces de ver una salida o de reconocer algún potencial en ese estado caótico. Sin embargo, cuando Dios comenzó a trabajar en la creación, la tierra estaba desordenada y vacía. Esta imagen inicial del Génesis no es simplemente una descripción de un estado físico, sino una metáfora profunda que se puede aplicar a nuestras propias vidas. Nos recuerda que no importa cuán caótico o vacío pueda parecer nuestro mundo interior, hay siempre la posibilidad de transformación y renovación.

El relato bíblico nos muestra que la creación no fue un proceso instantáneo, sino una serie de pasos meticulosos y deliberados. Primero, Dios dijo: “Hágase la luz” (Gn.1:3), y la luz se hizo. Este acto de traer luz a la oscuridad es simbólico de la claridad y la dirección que se introduce en una situación caótica. Cuando nos encontramos en medio de la confusión y el vacío, el primer paso hacia la transformación es permitir que la luz de la verdad y la esperanza ilumine nuestras vidas. Esta luz puede venir en muchas formas: la sabiduría de un mentor, la comprensión profunda de una experiencia dolorosa, o la guía espiritual que nos brinda una nueva perspectiva.

Después de la creación de la luz, Dios separó las aguas de los cielos y las aguas de la tierra (Gn.1:6-7). Este acto de separación y organización es crucial para la creación de un mundo habitable. En nuestras vidas, este paso puede reflejarse en la necesidad de poner límites, de ordenar nuestras prioridades y de establecer un sentido de propósito. Separar lo que es valioso de lo que no lo es, identificar nuestras metas y trabajar hacia ellas con determinación, nos permite transformar el caos en orden.

El siguiente paso en la narrativa de la creación es la aparición de la tierra seca y la vegetación (Gn.1:9-12). Aquí, Dios no solo crea un espacio habitable, sino que también introduce la vida y la capacidad de crecimiento. Este es un recordatorio poderoso de que no solo necesitamos orden, sino también la capacidad de florecer y desarrollarnos. En la vida humana, esto puede significar nutrir nuestras pasiones, desarrollar nuestras habilidades y cultivar relaciones significativas. Es el proceso de descubrir y alimentar lo que nos da vida, lo que nos llena de propósito y alegría.

A medida que avanza la creación, vemos la introducción de los cuerpos celestes (Gn.1:14), los animales (Gn. 1:20-21; 24-25) y, finalmente, los seres humanos (Gn.1:26). Cada uno de estos elementos añade complejidad y belleza al mundo, transformándolo de un estado de desorden y vacío a uno de armonía y plenitud. En nuestras propias vidas, esto nos recuerda que la transformación no es un proceso solitario. Involucra la interacción con otros, la creación de conexiones significativas y la contribución al bienestar de la comunidad. Al igual que la creación del mundo, nuestras vidas pueden alcanzar un estado de plenitud y belleza a través de la colaboración y la interdependencia.

El proceso de la creación culmina con Dios viendo todo lo que había hecho y declarando que era “bueno en gran manera” (Gn.1:31). Este es un momento de satisfacción y realización, donde el trabajo arduo y la dedicación culminan en un resultado que supera todas las expectativas. En la vida humana, alcanzar este punto puede parecer una tarea monumental, especialmente cuando estamos atrapados en el desorden y el vacío. Sin embargo, la historia de la creación nos enseña que, con paciencia, fe y esfuerzo, es posible transformar cualquier situación en algo extraordinario.

Es importante recordar que este proceso de transformación no es lineal ni exento de dificultades. A lo largo de nuestras vidas, enfrentaremos desafíos y retrocesos que pueden hacernos dudar de nuestra capacidad para crear algo “bueno en gran manera” (Gn.1:31). Sin embargo, en muchas ocasiones, nuestras vidas pueden sentirse de esta manera. Los retos, las pérdidas, las dudas y los fracasos pueden dejar nuestro corazón desordenado, y a menudo, experimentamos un vacío que parece insuperable. Es en estos momentos cuando la narrativa de la creación se vuelve especialmente relevante y consoladora.

La historia del Génesis nos enseña que Dios no se asusta ante el caos, pues “su espíritu se movía sobre la faz de las aguas” (Gn.1:2). No se desanima por el desorden. En lugar de eso, comienza su obra creativa precisamente en medio de ese desorden y vacío. La creación de la luz, la separación de las aguas, el surgimiento de la vida y la belleza, todo empieza desde un punto de caos total. Esta verdad es una fuente de esperanza, sugiriendo que no importa cuán desordenadas o vacías sean nuestras vidas, Dios tiene el poder y la intención de crear algo bueno y hermoso en medio de ello.

Cuando reflexionamos sobre nuestros propios mierderos – esos momentos en que nuestra vida parece ser un caos absoluto – es crucial recordar que estos no son puntos finales, sino puntos de partida. La obra de Dios en la creación nos muestra que el desorden no es un estado permanente, sino una fase transitoria. El vacío puede ser doloroso, pero también es un espacio donde algo nuevo puede nacer. Al igual que la tierra al principio de los tiempos, nuestras vidas pueden ser moldeadas, llenadas y transformadas.

La promesa de la creación es que el final de la obra de Dios siempre es algo “bueno en gran manera”. Esto no significa que todos los problemas desaparezcan mágicamente o que la vida se convierta en una sucesión ininterrumpida de alegrías. Más bien, sugiere que, a pesar de los desafíos y las dificultades, el resultado final de la intervención divina será algo que vale la pena, algo que trasciende nuestro entendimiento y expectativas.

Esta perspectiva puede cambiar radicalmente nuestra forma de ver las dificultades. En lugar de ver el desorden y el vacío como una señal de fracaso, podemos verlos como una oportunidad para la creación divina. Cada caos, cada vacío, es una oportunidad para que algo nuevo y maravilloso emerja. Es un recordatorio de que Dios no solo ve nuestras vidas en su estado actual, sino en el potencial de lo que pueden llegar a ser.

La narrativa de la creación también nos invita a participar en este proceso. No somos simplemente observadores pasivos. Se nos llama a ser co-creadores, a colaborar con Dios en la transformación de nuestras vidas y del mundo que nos rodea. Esto implica fe, paciencia y la disposición a ver más allá del caos presente hacia la posibilidad de un futuro redimido y lleno de propósito.

En última instancia, la historia de la creación es una invitación a la esperanza. No importa cuán desordenada o vacía sea nuestra situación actual, hay siempre la posibilidad de renovación. Dios tiene la capacidad de tomar el caos y transformarlo en cosmos, de llenar el vacío con vida y propósito. Y así como el Génesis concluye con la declaración de que todo era “bueno en gran manera”, podemos confiar en que, a través de la intervención divina, el final de nuestra historia también será bueno en gran manera. Esta es la promesa que nos sostiene, la luz que brilla en la oscuridad de nuestro desorden y vacío, guiándonos hacia un futuro lleno de esperanza y belleza.

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Steve Privat: Activista peruano por la justicia climática. Estudiante de antropología en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

Mujeres Haciendo Teología en África

Las 10 teólogas africanas que debes conocer

Por Yenny Delgado y Aline Frutuoso

En los estudios teológicos contemporáneos, la voz y el impacto de las teólogas africanas han sido fundamentales en la redefinición de paradigmas religiosos y éticos en todo el mundo. Sus contribuciones no solo enriquecen la teología con perspectivas históricamente marginadas, sino que también desafían y transforman las estructuras de poder dentro de las comunidades de fe.

El trabajo teológico de las mujeres visibiliza y denuncia, así como investiga y enseña en favor de la justicia social para comprender las intersecciones entre prácticas espirituales, construcciones de género, sexo, etnicidad y justicia social, que se entrelazan para profundizar y enriquecer la reflexión teológico de las mujeres.

A continuación, les presentamos a las 10 teólogas africanas más inspiradoras. Cada una de ellas no solo amplía el canon teológico, sino que también motivan y capacitan a una nueva generación de académicas y creyentes a pensar críticamente sobre el quehacer teológico de las mujeres en el corazón de la iglesia y sociedad.

  1. Mercy Amba Oduyoye (Ghana)

Mercy Amba Oduyoye, nacida en Ghana en 1933, es una académica, teóloga y activista conocida como la “madre de las teologías de las mujeres africanas”. Fue educada en las escuelas metodistas y luego cursó estudios en la Facultad de Tecnología Kumasi. Obtuvo su maestría en Teología Sagrada de la Universidad de Cambridge. Oduyoye ha sido la primera mujer en África en obtener un título universitario en Teología y con esta formación enseñó en diversas universidades en África, como Ciudad del Cabo y Nairobi. Además, ha sido profesora visitante en la Universidad de Ghana y en instituciones en los Países Bajos, Sudáfrica y Estados Unidos.

Es fundadora del Círculo de Teólogas Africanas y directora fundadora del Instituto de Mujeres en Religión y Cultura del Seminario Teológico Trinity en Legon, Ghana. Ha logrado avances significativos en las discusiones teológicas y éticas contemporáneas. Mercy, es una teóloga influyente en la comprensión de la espiritualidad africana y la defensa de los derechos de las mujeres.

Publicaciones:

 “Cuentas e hilos: reflexiones de una mujer africana sobre el cristianismo en África”.

  1. Musa W. Dube (Botsuana)

Musa W. Dube es una académica, teóloga y activista de Botsuana. Obtuvo su doctorado en Nuevo Testamento de la Universidad de Vanderbilt en Nashville, Estados Unidos. Musa es profesora de Nuevo Testamento en la Universidad de Botsuana y es ampliamente reconocida por sus contribuciones a la teología feminista y poscolonial. Su trabajo sobre la interpretación bíblica desde una perspectiva africana ha sido influyente en entornos académicos y prácticos. Es la coordinadora general del Círculo de Teólogas Africanas Preocupadas. Sus contribuciones a la descolonización de la teología y su defensa de la justicia de género han logrado avances significativos en las discusiones teológicas y éticas contemporáneas. Ganadora del Premio Gutenberg de Ensino (2017) de la Universidad de Gutenberg, Alemania.

Musa tiene una labor ardua y consistentemente en la intersección de género, raza, etnia e ideología colonial y su impacto en la producción y uso de textos bíblicos en la historia. Exploró formas de leer la Biblia para una respuesta eficaz en el contexto del VIH/SIDA, integrando el género y desafiando las instituciones teológicas a revisar su currículo. Es miembro activo de la Iglesia Metodista Unida y de la Sociedad de Literatura Bíblica.

Publicaciones:

“Interpretación feminista poscolonial de la Biblia”. (Chalice Press, 2000)

“La Biblia sobre el VIH y el SIDA: algunos ensayos seleccionados”. (Scranton Press, 2008)

3. Isabel Apawo Phiri (Malauí)

Isabel Apawo Phiri es una académica, teóloga y activista malauí. Obtuvo su doctorado en Teología de la Universidad de Cambridge, Reino Unido. Phiri es conocida por su trabajo en teología feminista africana, estudios de género y justicia social en el contexto africano. Ha trabajado en diversas instituciones académicas y es ampliamente reconocida por sus contribuciones a la teología y su defensa de los derechos de las mujeres.

Es Secretaria General Adjunta para Testimonio Público y Diaconía por el Consejo Mundial de Iglesias. Profesora de Teología Africana y decana de la Escuela de Religión, Filosofía y Clásicos de la Universidad de KwaZulu-Natal. Isabel es una figura prominente en la teología africana contemporánea, y su trabajo ha sido fundamental para avanzar en las discusiones sobre género y religión en África.

Publicaciones:

“Mujeres africanas, religión y salud: ensayos en honor a la misericordia” (Coeditora).

  1. Musimbi Kanyoro (Kenia)

Musimbi Kanyoro es una académica, teóloga y activista keniana. Obtuvo su doctorado en Teología Feminista en el Seminario Teológico de San Francisco, Estados Unidos. Musimbi es reconocida por sus importantes contribuciones a la teología feminista africana y por su incansable trabajo en defensa de los derechos de las mujeres y la justicia social. Ha ocupado cargos de liderazgo en varias organizaciones internacionales y sigue siendo una voz influyente en el campo de la teología y los estudios de género.

Fue directora ejecutiva de la Asociación Mundial de Mujeres Jóvenes Cristianas (YWCA) y, secretaria general de la Federación Luterana Mundial por varios años. Ha sido una figura clave en la promoción de la justicia de género y los derechos de las mujeres tanto en contextos religiosos como seculares. Su trabajo ha abordado temas críticos como la salud, los derechos reproductivos y el empoderamiento de las mujeres

Publicaciones:

“Presentación de la hermenéutica cultural feminista: una perspectiva africana”.

  1. Oluwatomisin Olayinka Oredein (Nigeria)

Oluwatomisin Olayinka Oredein es una académica y teóloga nigeriana. Obtuvo su doctorado en Teología y Estudios de Género en la Universidad de Duke, Estados Unidos. Oredein es reconocida por sus contribuciones a la teología feminista africana y por su trabajo en la intersección de género, raza y religión en contextos africanos y diaspóricos. Ha enseñado en varias instituciones académicas y es una voz respetada en los estudios teológicos contemporáneos.

Ganadora inaugural del Premio Notre Dame Press por su libro: “A Teologia da Misericordia Amba Oduyoye: Ecumenismo, Feminismo e Práctica Comunal”. Recibió el premio Louise Clark Brittan Endowed Docente de Excelencia en Ensino. Ha abordado críticamente la teología desde perspectivas mujerista y poscoloniales. Su trabajo ha influenciado la comprensión de cómo las identidades de género y raciales afectan las prácticas religiosas y teológicas

Publicaciones:

“Teo poética en color: enfoques incorporados en el discurso teológico”.

6. Léocadie Lushombo (Congo)

Léocadie Lushombo es una teóloga consagrada, miembro de la Institución Teresiana. Obtuvo su Doctorado en Ética Teológica en Boston College, Estados Unidos, y posee varias maestrías en ética teológica, desarrollo sostenible, y economía y desarrollo. Su área de investigación principal es la ética cristiana, con un enfoque en teología política, teología decolonial y de la liberación, economía y pensamiento social católico, ética teológica africana e inculturación, no violencia y ética de la paz justa. Es consultora y formadora en temas de justicia, paz y género en África Central y Abya Yala.

Publicaciones:

Una ética cristiana y africana de la participación política de las mujeres: vivir como seres resucitados” (2023).

“Teologías de las mujeres africanas” (2023).

7. Kate Coleman (Ghana)

Kate Coleman es teóloga y ministra. Nació en Ghana y se trasladó a Inglaterra, donde se convirtió en la primera mujer africana en ser ministra bautista acreditada y ser ordenada. Más tarde, se convirtió en la primera mujer africana presidenta de la Unión Bautista (2006-2007).

Fundó Next Leadership, una organización dedicada a desarrollar el liderazgo en diversos ámbitos y sobre todo en la iglesia. En 2017 fue reconocida como una de las 20 mujeres líderes cristianas negras más influyentes del Reino Unido.

Publicaciones:

“7 pecados capitales de las mujeres en el liderazgo” (2010).

8. Elizabeth W. Mburu (Kenia)

Elizabeth W. Mburu es una teóloga keniana que ejerce como profesora de Nuevo Testamento y griego en la International Leadership University, África International University y Pan África Christian University en Nairobi. Obtuvo una Maestría en Divinidad de la Escuela Internacional de Teología de Nairobi y una Maestría en Teología Sagrada del Seminario Bautista del Noroeste. Completó su doctorado en Nuevo Testamento en el Southeastern Baptist Theological Seminary en los Estados Unidos.

Actualmente es profesora de Nuevo Testamento y griego en varias universidades de Nairobi.

Publicaciones:

“Hermenéutica africana” (2019)

“Qumran y los orígenes del lenguaje y el simbolismo juaninos” (2010).

9. Loreen Maseno. (Kenia)

Loreen Maseno obtuvo su doctorado de la Universidad de Oslo, Noruega, en un programa académico interdisciplinario que cubre estudios de parentesco, teología y género. Su investigación de posgrado se centró en estudios etnográficos entre el pueblo Abanyole de la zona rural del oeste de Kenia.

Tras su regreso a Kenia, se enfrentó a un acceso limitado a bases de datos en línea, pero el programa HRAF Global Scholars le brindó acceso a un extenso depósito de información etnográfica y arqueológica, el cual utiliza para citas en publicaciones de investigación y para impartir cursos de posgrado. Es profesora titular del Departamento de Religión, Teología y Filosofía de la Universidad de Maseno.

Publicaciones:

“Mujeres dentro de las religiones: patriarcado, feminismo y el papel de mujeres en religiones mundiales seleccionadas”  (2019).

10. Teresa Okure (Nigeria)

Teresa Okure es una monja católica nigeriana y la primera africana en convertirse en miembro de la Compañía del Santo Niño Jesús. Es profesora residente del Departamento de Teología Bíblica del Instituto Católico de África Occidental en Port Harcourt, Nigeria, donde enseña Nuevo Testamento y Hermenéutica de Género desde 1999. Obtuvo su doctorado en la Universidad de Fordham y fue mencionada como posible candidata para el nombramiento de cardenal por el Papa Francisco en 2013.

Decana académica y decana de asuntos estudiantiles en el Instituto Católico de África Occidental. Miembro de varias asociaciones teológicas y bíblicas nacionales e internacionales. Presidenta fundadora de la Asociación Bíblica Católica de Nigeria. Reconocida biblista con numerosas conferencias impartidas.

Publicaciones:

Es Coeditora de la serie de comentarios bíblicos “Texts @ Contexts” (2010-) y “Global Bible Commentary” (2004).

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Aline Frutuoso

Economista y teóloga brasileña. Estudiante de Doctorado en Ciencias Religiosas en la Pontificia Universidad Católica de São Paulo. Miembro del Movimiento Evangélico Negro y de la Red Teomulher. Escribe sobre teología feminista negra, mujerismo y descolonización.

Yenny Delgado

Psicóloga y teóloga peruana. Es candidata doctoral en Psicología de la Religión en la Universidad de Lausana. Es convocante de Mujeres Haciendo Teología en Abya Yala y directora de Publica Theology. Escribe sobre teología publica, mujerismo y feminismo descolonial.

Mujeres haciendo teología en Asia

Las teólogas han reconocido desde hace mucho tiempo la necesidad de resaltar las experiencias de las mujeres y garantizar que sus voces sean escuchadas. Exponen las inconsistencias entre las enseñanzas sociales y eclesiásticas sobre los roles de las mujeres y las realidades de la vida cotidiana de las mujeres, enfrentando temas como el abuso, la violencia y la colonización.

A través de enfoques mujeristas y feministas, las teólogas desafían los sistemas opresivos y abogan por la justicia. Las teólogas asiáticas, en particular, han contribuido significativamente a estas reflexiones, ofreciendo perspectivas teológicas y bíblicas sobre liberación y diálogo interreligioso.

Si estás lista para profundizar en una exploración transformadora de la teología que confronta y desmantela las estructuras patriarcales y tradicionales centrados en occidente, estas siete teólogas asiáticas son una lectura esencial. Su trabajo teológico te provocará, desafiará e inspirará a repensar los límites teológicos tradicionales y adoptar una visión de la fe más justa e inclusiva.

Aquí las siete teólogas asiáticas cuyo trabajo debes leer:

1.     Kwok Pui-Lan (Hong Kong)

Kwok Pui-Lan, una figura destacada de la teología feminista y poscolonial asiática, es profesora de Teología Sistemática en la Escuela de Teología Candler. Tiene un doctorado de Harvard Divinity School y anteriormente ha enseñado en instituciones como Yale Divinity School y la Universidad China de Hong Kong.

La producción académica de Kwok avanza significativamente el discurso en la teología feminista y poscolonial, proporcionando perspectivas críticas que desafían los marcos teológicos tradicionales centrados en occidente. Su trabajo subraya la importancia de la teología contextual y el papel de las mujeres asiáticas en la remodelación de los estudios teológicos.

Libro: Introducción a la teología feminista asiática

Presenta los principios y metodologías de la teología feminista asiática. Entre sus obras notables se encuentran, Imaginación poscolonial y teología feminista y Las protestas de Hong Kong y teología política. Su investigación abarca la teología feminista, la teología poscolonial y la hermenéutica bíblica.

2.     Hisako Kinukawa (Japón)

Hisako Kinukawa es una teóloga japonesa con un Doctorado en Ministerio del Seminario Teológico de San Francisco. Enseña en la Universidad Cristiana Internacional, el Seminario Luterano y la Escuela de Graduados St. Paul. Kinukawa codirige el Centro de Teología y Ministerio Feminista en Japón.

Kinukawa ofrece una perspectiva única que combina la erudición bíblica con el pensamiento feminista contemporáneo, ofreciendo nuevas ideas sobre el papel y la representación de las mujeres en los textos bíblicos. Su trabajo es importante para cerrar brechas culturales e históricas y enriquecer la comprensión de las Escrituras desde un punto de vista feminista no occidental.

Libro: Las mujeres y Jesús en Marcos: una perspectiva feminista japonesa

Explora los encuentros entre las mujeres y Jesús en el Evangelio de Marcos, examinando estas interacciones a través del lente del cristianismo japonés contemporáneo. Este trabajo destaca los importantes riesgos que asumieron las mujeres que se acercaron a Jesús en una sociedad patriarcal y profundiza en cómo las respuestas de Jesús a estas mujeres reflejan la esencia liberadora del evangelio.

3.     Aruná Gnanadason (India)

Aruná Gnanadason tiene un doctorado en teología feminista y una maestría en literatura inglesa. De 1991 a 2009 dirigió el programa global sobre Mujeres en la Iglesia y la Sociedad para el Consejo Mundial de Iglesias en Ginebra y coordinó su programa “Justicia, Paz y Creación”. Participa activamente en el Movimiento de Mujeres Cristianas de la India y es la coordinadora nacional. Aruná destaca las intersecciones del patriarcado, las castas y el capitalismo global. Ella aboga por un cambio sistémico dentro de las estructuras de la iglesia y la sociedad. Su liderazgo y contribuciones académicas fomentan un discurso teológico más inclusivo y justo.

Libro: Con coraje y compasión: las mujeres y el movimiento ecuménico

En este libro Aruná  celebra las contribuciones de las mujeres en diversas esferas, incluida la iglesia y los movimientos ecuménicos. Aborda los persistentes desafíos y la violencia hacia las mujeres, pidiendo una visión teológica transformadora y una imaginación política para combatir la injusticia dentro del movimiento ecuménico.

4.     Chung Hyun Kyung (Corea del Sur)

Chung Hyun Kyung es una teóloga cristiana de Corea del Sur y es teóloga laica de la Iglesia Presbiteriana de Corea. Es profesora asociada de Teología Ecuménica en el Union Theological Seminary en Estados Unidos. Sus intereses incluyen las teologías feministas y ecofeministas, el diálogo interreligioso y la intersección de la enfermedad y la curación con la espiritualidad.

El trabajo de Chung se distingue por su innovadora integración de diversas tradiciones espirituales y sociales. Es conocida por su discurso en el Consejo Mundial de Iglesias en 1991, donde introdujo el concepto de “salim” (dar vida a las cosas) como base de su teología ecofeminista. Su enfoque interdisciplinario fomenta un diálogo dinámico entre el cristianismo y otras tradiciones religiosas, particularmente el budismo.

Libro: Lucha por volver a ser el sol: Introducción a la teología de las mujeres asiáticas

Se trata deun texto fundamental sobre la teología de las mujeres asiáticas. Refleja la síntesis que hace Chung de los movimientos populares globales, las tradiciones espirituales asiáticas y el análisis académico.

5.     Mary John Mananzan (Filipinas)

Sor Mary John Mananzan es una monja benedictina misionera de Filipinas, teóloga, autora y activista. Ha desempeñado varios cargos de liderazgo, incluido el de presidenta del St. Scholastica’s College y presidenta nacional de la Asociación de Superiores Religiosos Mayores de Filipinas. Cofundó GABRIELA, una federación de organizaciones de mujeres en Filipinas.

Sor Mary ha sido una formidable defensora de los derechos de las mujeres y la justicia social, integrando sus conocimientos teológicos con el activismo de base. Su liderazgo en movimientos contra la tiranía y la liberación de la mujer ha tenido un impacto significativo en la iglesia y la sociedad. El trabajo de Sor Mary incluye el desarrollo de una teología feminista asiática de la liberación, centrándose en las intersecciones de religión, género y justicia social.

Libro: Mujeres resistiendo la violencia: espiritualidad para la vida

Sor Mary es una de las seis editoras de esta colección de ensayos, que comprende la voz de mujeres teólogas que escriben sobre temas que impactan las vidas de las mujeres en la sociedad y en la iglesia, abogando y exigiendo justicia para las mujeres que sufren diferentes formas de violencia: violencia económica, militar, cultural, ecológica, psicológica y física.

6.     Rita Nakashima Brock (Japón)

Rita Nakashima Brock es una académica, teóloga y activista japonesa y estadounidense. Obtuvo su doctorado en Filosofía de la Religión y Teología de la Claremont Graduate University en California. Brock es la vicepresidenta senior de Volunteers of America y ministra comisionada de Discípulos de Cristo. Su trabajo sobre daño moral y teología feminista ha sido influyente en entornos académicos y prácticos. Sus contribuciones a la comprensión del impacto de la guerra en la salud mental de los soldados y su defensa de la justicia de género han logrado avances significativos en las discusiones teológicas y éticas contemporáneas.

Libro: Casting Stones: Prostitución y liberación en Asia y Estados Unidos

Con este libro Nakashima ganó el Premio de la Prensa Católica en Estudios de Género. Fue el primer trabajo en teología feminista que abordó el tema del trabajo sexual y la justicia. Co-autora con Susan Brooks Thistlethwaite.

7.     Grace Ji-Sun Kim (Corea del Sur)

Grace Ji-Sun Kim nació en Corea y se educó en Canadá, donde obtuvo su doctorado de la Universidad de Toronto. Es ministra ordenada en la Iglesia Presbiteriana (EE.UU.) y actualmente enseña teología en Earlham School of Religion.

Kim presenta el podcast Madang, que aborda conversaciones sobre cristianismo, religión y cultura. El Siglo Cristiano lo acoge. Además, es co-editora de la serie Palgrave Macmillan, “El cristianismo asiático en la diáspora“.

Libro: Cuando Dios se hizo blanco: Desmantelando la blancura para un cristianismo más justo

Kim examina las implicaciones históricas y teológicas de la descripción de Jesús y Dios como hombres blancos. El cristianismo, que tiene sus raíces en el antiguo oriente entre personas de piel más oscura, fue reinventado por los cristianos europeos que representaron a Jesús con piel clara, similar a los gobernantes imperiales. Kim explora cómo esta representación facilitó una postura colonialista dentro del cristianismo y sus dañinos impactos globales. Ella aboga por recuperar la realidad bíblica de un Dios no blanco ni de género y, según Kim, redescubrir a Dios como Espíritu conduce a una fe, una iglesia y un mundo más justos.

Las teólogas asiáticas han influido profundamente tanto en la teología asiática como decolonial. Sus trabajos desafían los marcos teológicos tradicionales y abogan por la justicia, la inclusión y el reconocimiento de diversas perspectivas culturales. Al abordar cuestiones como el patriarcado, el colonialismo y el racismo, estas teólogas pretenden desmantelar las estructuras opresivas dentro de las instituciones religiosas y la sociedad en general.

Las contribuciones colectivas de estas teólogas continúan inspirando y dando forma al trabajo teológico asiático. Ofrecen perspectivas críticas que desafían el status quo y allanan el camino para una teología más inclusiva y justa. Su legado es evidente en los diálogos continuos y las prácticas transformadoras dentro de los contextos académicos, eclesiales y sociales, fomentando una teología profundamente en sintonía con las voces y experiencias de las comunidades marginadas.

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Yenny Delgado

Psicóloga y teóloga peruana. Es candidata doctoral en Psicología de la Religión en la Universidad de Lausana. Es  convocante de Mujeres Haciendo Teología en Abya Yala y directora de Publica Theology. Yenny desempeña un papel fundamental en el fomento de diálogos que amplifican las voces de las mujeres y promueven la reflexión teológica desde las perspectivas mujerista y feminista decolonial.

América grita, ¿Por qué grita América?


Por Diego Pereira Ríos

América grita*

¿Por qué grita América?

Por la gran mentira

Por la burda veritas,

Traída desde Europa

En barcos flamantes

Ansiando en sus popas

Ilusión de ignorantes.

América grita

Desde la colonia.

El Espíritu anima

A invertir la gloria

De aquellos que llegaron

Con la civilización

Y nos arrancaron

Nuestra tradición.

América grita

¿Por qué grita América?

La sangre se anida

En grietas desiertas:

Sudor de esclavos

Desde la conquista,

Que hasta hoy lavamos

Manchadas camisas.

América grita

Y su voz es la nuestra

La que nos anima

La que nos despierta

A la lucha del indio,

Dueño de estas tierras,

Que alza con su lanza

Todas las banderas.

América grita

En la voz de los pobres

De cómo se agitan

Al oír sus nombres,

en la boca de un ser

Que se les hace extraño,

Que lo quiere poseer

Hasta el fin de sus años.

América grita

Por sus pies descalzos,

Por su espalda morena

Cargada de sacos,

De café, de maíz,

Se desgastan sus huesos,

Que desde la raíz

Cansados van sus sueños.

América grita

¿Por qué grita América?

Porque se le hinchan

Sus manos morenas

De la tierra dura

Va surcando ideas,

El alma se apura

A encontrar la senda.

América grita

Con dolores de parto,

Ya no quiere ser hija

Es madre de tantos…

Sus hijos ya crecen

Con fuerte identidad

Mientras otros perecen

Por nuestra libertad.

América grita

Y su voz ya se escucha.

El mundo se irrita,

Ya no hay más excusas

Para ocultar lo verdadero

Que gime en su vivencia:

Dolor y sufrimiento,

Revela su experiencia.

América grita

¿Por qué grita América?

La pequeña niña

Está ya despierta.

Haciendo preguntas

Molestas, inquietas,

Que a todos asusta

Por su inteligencia.

América grita

Con lentos gemidos

Que vienen desde siempre,

Que nunca son olvido.

Están en la memoria

Del latinoamericano

Que ama su historia,

Que ama a sus hermanos.

América grita

Y se oye desde lejos

De las pequeñas migas

Dejada por abuelos,

Se alimentan niños

A lo largo del tiempo

Y aprenden del martirio

De todos sus ancestros.

América grita

Con gran convicción

Hoy ya se palpita

La liberación.

Sentados a la mesa

Sus hijos comerán,

El fruto de sus lágrimas:

El vino y el pan.

*Poema que integra el libro “La fuerza transformadora de la esperanza” (Montevideo: Nueva Visión Editorial, 2016).

Diego Pereira Ríos, es escritor uruguayo. Profesor de Filosofía y Religión en Enseñanza Media, Magister en Teología Latinoamericana (UCA El Salvador), actualmente es doctorando en Filosofía en la Universidade Estadual do Oeste do Paraná (UNIOESTE) de Brasil.

Pura Vida: Reflexiones históricas y teológicas desde Costa Rica 

Por Kimberly Bermúdez

En el pequeño país Centroamericano de Costa Rica, se ha propagado desde mediados del siglo pasado una filosofía cultural que invita a vivir una vida libre de preocupaciones en una sociedad solidaria y amante de la paz. La pura vida se ha convertido en un coloquialismo nacional. La pura vida incluye no solo el disfrute de la vida y sus placeres, sino también una vida en armonía con la naturaleza y los seres vivos, en paz y de manera solidaria. Si bien la misma se ha convertido en un mantra que parece atraer a los turistas por la implicación de invocar una vida sin responsabilidades ni preocupaciones, la pura vida que se vive por los nacionales va mucho más allá. 

El término proviene de finales de la década de los cincuenta. Donde se usa la frase “pura vida” ante las diferentes situaciones cotidianas de vida para expresar felicidad y decepción. La pura vida evoca el bienestar y la misma paz que el término Shalom (שָׁלוֹם). Shalom según la concordancia Strong significa seguridad, bienestar, salud, paz interna o prosperidad. El uso de la palabra shalom puede hacer referencia a la paz entre dos países o, en un sentido más religioso, a la paz entre el hombre y Dios.  

En su libro “Becoming a just church: cultivating communities of God ‘s Shalom” de Adam L. Gustine y Dennis Edwards, los términos justicia y shalom se usan indistintamente para referirse a la realidad de las intenciones de Dios que se realizan de manera concreta en el mundo. “Hay una interacción entre la realidad escatológica del shalom y la justicia de Dios y la obra del pueblo de Dios en la búsqueda, viviendo, esas realidades en la vida cotidiana”.

En Levítico 26 Dios menciona las recompensas que obtendrá su pueblo si obedecen sus estatutos y mandamientos. En el versículo 6 Dios les dice “Les daré paz (Shalom) en la tierra y podrán dormir sin temor alguno”. La paz es prometida dentro de la teología cristiana como parte del cumplimiento del evangelio. Jesús vino a dar nos Shalom, pero no el Shalom superficial y falso que el mundo nos ofrece sino paz con plenitud de manera integral (Juan 14:27). 

Es importante anotar que la espiritualidad de la población originaria de Abya Yala y la espiritualidad del shalom que leemos en la Biblia se preocupan principalmente con el mantenimiento de la armonía en cooperación con la creación, el Creador y los demás. La pura vida en Costa Rica a nivel nacional se puede percibir en diferentes áreas. A continuación, mencionaré las áreas más destacadas en la cuales sobresale Costa Rica a nivel internacional como precursor del Shalom comunitario. 

Ecología

Costa Rica es un pequeño país con aproximadamente 51,100 kilómetros cuadrados de extensión, cuenta aproximadamente con 169 áreas protegidas, esto representa el 26% del territorio nacional. A nivel mundial el 5% de la biodiversidad del planeta.[1] El país tiene acceso al Mar Caribe y al Océano Pacifico. Al igual que algunos países centroamericanos Costa Rica se caracteriza por ser una tierra de volcanes y cuenta con la presencia de diversos microclimas. 

En el 2019 el gobierno instauró una ley con la cual pretende a mediano plazo eliminar el uso de materiales plásticos de un solo uso, con este mismo fin prohibieron el ingreso de bolsas y elementos de plástico a reservas naturales[2] (Ley 9786 Ley para combatir la contaminación por plástico y proteger el ambiente). Los animales también están protegidos bajo la ley. La caza deportiva está prohibida en el país desde 2012. Adicionalmente está prohibido tener animales en cautiverio. Los únicos animales permitidos son animales rescatados o heridos que no podrían sobrevivir en la naturaleza por si solos. Las instituciones dedicadas a la protección de animales son instituciones públicas.  

Paz

El país es conocido por ser precursor de la paz no solo a nivel nacional sino también en la región. Costa Rica desde 1949 abolió oficialmente su ejército. Los recursos económicos que de otra manera serían destinados al ejército, son invertidos en otras áreas para el desarrollo de la nación. La pena de muerte no existe en el país, la misma fue abolida in 1877. Costa Rica, también ha intervenido en la búsqueda de la paz en la región. En 1987 el presidente de Costa Rica, Oscar Arias, ganó el premio Nobel de la Paz por su participación en los diálogos de paz durante los conflictos armados latentes en Centroamérica durante los años 80. 

Democracia 

El sistema de elecciones en Costa Rica es en principio democrático desde 1950. La constitución política prohíbe la reelección de su presidente por dos términos seguidos con el fin de evitar la institución de un gobierno autocrático. El Tribunal Supremo de Elecciones es el ente encargado de asegurar que las elecciones se realicen de modo justa y transparente, asegurando también que todo ciudadano mayor de 18 años tenga acceso al voto. Según el Tribunal Supremo de Elecciones hay 149 partidos políticos inscritos actualmente tanto a nivel local como nacional. El voto en Costa Rica se caracteriza por ser secreto, universal y obligatorio. El gobierno esta formado por 4 poderes, el poder ejecutivo, el poder legislativo, el poder judicial y el poder electoral, su estructura asegura una descentralización del poder para asegurar que prevalezca la democracia. 

Economía 

A nivel económico el país es predominantemente capitalista, pero con la intervención estatal para asegurar la regulación justa de precios. Este modelo se caracteriza por ser una política pública de economía social solidaria. El Estado participa en el mercado nacional como proveedor de servicios básicos, la banca nacional, y telecomunicaciones entre otros. Muchas de estas empresas a pesar de ser estatales funcionan como empresas privadas como en el caso de la Dos Pinos (productora de leche) o los bancos estatales.  En cuanto a la producción de electricidad y la administración de fuentes de agua aún son considerados monopolios del estado. Esto asegura el acceso al agua y la electricidad para todos a un precio accesible. 

Educación

El país destina aproximadamente un 8% de su producto interno bruto en la educación. Costa Rica es uno de los pocos países que ha logrado universalizar la educación primaria, erradicando prácticamente el analfabetismo. Existe una amplia cobertura a nivel nacional en cuanto la educación secundaria y superior. Costa Rica tiene una las mejores tasas de matriculación de la región, se estima que un 90% de su población ha completado la educación general básica. 

Lejos de ser una utopía aún hay muchas áreas que deben de ser mejoradas por ejemplo la seguridad ciudadana, las carreteras, los medios de transporte, el desempleo, los derechos y la protección de la mujer, la corrupción y la violencia. Pero la pura vida de los ticos (costarricenses) nos invita en seguir en “lucha tenaz” hacia esa vida pura de Shalom integral, donde la paz es un valor comunitario y solidario donde todos participamos. Si bien esta paz en plenitud es nuestra promesa escatológica y no será restaurada en plenitud hasta que nos encontremos en la presencia de Dios, es nuestro compromiso vivir una pura vida donde como dice el himno de Costa Rica “Vivan siempre el trabajo y la paz”.  


 

Kimberly Bermúdez es costarricense nacida en Estados Unidos. Actualmente esta concluyendo su título de Master en Teología en el Seminario de Fuller. Graduada de la Universidad de Costa Rica de la carrera de Dirección de Empresas. Actualmente ella vive en California y trabaja en el Seminario Fuller como Gerente de Traducciones.  

La masculinidad de Jesús

Estamos poco acostumbrados a pensar y a aceptar en la práctica de vida de Jesús, gestos y acciones consideradas como asuntos exclusivos de las mujeres. Los estereotipos de masculinidad y femineidad predominantes, producto de conceptos patriarcales que se expresan en prácticas machistas visibles o encubiertas, actúan como barreras infranqueables para leer los Evangelios desde una óptica distinta. Desde una óptica liberadora y transformadora en las relaciones mujer-hombre, hombre-mujer.

La masculinidad, según las normas socialmente aceptadas y culturalmente validadas y justificadas, consideran como impropio de lo masculino expresiones naturales de nuestra humanidad como la ternura, derramar lágrimas (y peor aún si es públicamente), ocuparse de los quehaceres domésticos, cuidar y cargar a los niños cotidianamente, y manifestar nuestras emociones de manera visible. “Los hombres no lloran”, “los hombres no son para la cocina”, “los hombres no tienen que ser tiernos”, “los hombres no se rinden”, son frases que se escuchan con frecuencia en distintos espacios privados y públicos. Frases que reafirman, justifican y legitiman el machismo, presente incluso en las iglesias y en las familias evangélicas. 

La ternura de Jesús, particularmente en su trato con los indefensos de la sociedad mujeres, niñas, niños, cobradores de impuestos, enfermos de todo tipo, aparece como un eje transversal en los Evangelios. Una de las escenas más tiernas en los Evangelios es el momento en el que Jesús carga a un niño y ora por ellos. Jesús aparece en esta escena como una persona cuya ternura le conduce a desafiar y a cuestionar los estereotipos sociales, culturales y religiosos, según los cuales un maestro no podía perder el tiempo con personas insignificantes, como los niños o los infantes.

En un mundo en el que las mujeres estaban confinadas al desván de las relaciones sociales, Jesús de Nazaret, con sus palabras y sus gestos de amor y justicia, rompió frontalmente con las categorías sociales, culturales y religiosas de su tiempo, forjando nuevas formas de relaciones hombre-mujer, mujer-hombre, realizando tareas domésticas social y culturalmente asignadas a las mujeres.

Juan en el Evangelio que lleva su nombre es el único que registra un incidente de Jesús resucitado en el cual los discípulos son atendidos por el Maestro luego de una ardua jornada de trabajo en la que no habían pescado nada durante una noche y madrugada. Debió haber sido una experiencia difícil para ellos, pescadores expertos y diestros como estos galileos, no conseguir nada luego de tanto trabajo. Cansados, hambrientos y frustrados, tuvieron que seguir las instrucciones de un desconocido que, desde la orilla del Lago de Galilea, les ordenó que echaran la red al lado derecho, y la pesca que lograron fue abundante: 153 peces grandes (Jn. 21:11).

Llama la atención que Jesús, a diferencia de muchos de los hombres de su tiempo (y también de hoy), realizó acciones inusuales, inapropiadas, fuera de lugar, para el común de los hombres en las sociedades patriarcales y machistas. Jesús cocinó para los discípulos un desayuno reparador y saludable (pescado asado y pan), hizo las veces de anfitrión u hospedador, y sirvió los alimentos a pescadores cansados, hambrientos y frustrados. En todas esas acciones, consideradas como femeninas o propias de las mujeres, para nada menguó su masculinidad, hombría u hombridad. 

Juan en su relato subraya que cuando los discípulos descendieron de la barca «vieron brasas puestas, y un pez encima de ellas, y pan» (Jn. 21:9). ¿Cómo consiguió Jesús el pescado? ¿Lo compró a los pescadores a orillas del Lago de Galilea o el mismo lo pescó? Antes de poner el pez a la brasa, ¿lo lavó, limpio y retiró las partes no comestibles o las vísceras? ¿Cómo consiguió la leña para las brasas? ¿Las recogió el mismo, las compró? Cualquiera sea la respuesta a estas preguntas, no queda duda que Jesús se ensució las manos, trabajó con esmero, con el fin de preparar y servir un desayuno nutritivo para los cansados pescadores galileos. ¡Jesús hizo las veces de cocinero experto!

En el relato se destaca también que Jesús, además de preparar el desayuno, invitó a los discípulos para que se sirvan del pan y del pescado que él tenía listos para comer: «Les dijo Jesús: Venid y comed…» (Jn. 21:12). ¡Hizo las veces de anfitrión u hospedador! Fue amable, bondadoso y gentil. Pero allí no terminaron las acciones de Jesús en favor de sus discípulos cansados, frustrados y hambrientos. Seguidamente, Juan en su relato, registra que Jesús: «…tomó el pan y les dio, y asimismo del pescado» (Jn. 21:13). ¡Jesús actuó como una ama de casa, como un sirviente, como un criado!

Cuando Jesús realizó todas estas acciones que social y culturalmente estaban asignadas a las mujeres y eran propias de ellas o del mundo femenino del primer siglo (y también de este tiempo), ¿perdió su masculinidad, hombría u hombridad? ¿Se afeminó Jesús por hacer las veces de cocinero, anfitrión y servidor? ¿Puso en riesgo su masculinidad o con sus acciones de servicio afirmó más bien que la masculinidad, la hombría u hombridad, no depende de esas acciones, sino de la capacidad de no hacer diferencias y de servir a todos sin prejuicios de ningún tipo?

Los gestos y las acciones de Jesús enseñan que la masculinidad no depende ni está limitada a lo que, en las sociedades patriarcales, machistas y piramidales, se ha determinado que son los papeles o roles que les competen a los hombres. La masculinidad, según la práctica y el ejemplo de Jesús, se expresa y se vive también en el servicio desinteresado al prójimo. La masculinidad no se mella, disminuye, desfigura o altera, cuando un hombre cocina, atiende y sirve a los demás, o cuando un hombre realiza tareas consideradas femeninas o de mujeres. Estas acciones no son ni deben ser tareas exclusivas de las mujeres. La feminidad no se reduce a estas prácticas socialmente aceptadas y culturalmente justificadas como asunto de mujeres o quehaceres femeninos. La práctica de Jesús nos enseña que no tenemos que aceptar pasivamente que la masculinidad se reduzca a lo que la sociedad y la cultura consideran como masculino.

La masculinidad y la femineidad no es cuestión de papeles o roles asignados socialmente, validados culturalmente y justificados con la Biblia en la mano. La masculinidad y la femineidad no se reducen, limitan o confinan a ser tiernos, derramar lágrimas, ocuparse de los quehaceres domésticos o cuidar y cargar a los niños. La ternura, el dolor y las lágrimas, cocinar o preparar la mesa, ocuparse de los niños, no es asunto exclusivo de mujeres, sino de ser plenamente humanos, verdaderamente humanos, auténticos, vulnerables, solícitos, amables. Tiene que ver con expresar nuestra humanidad en la cotidianidad de las relaciones con el prójimo a quien estamos llamados a amar, servir y acompañar en cada tramo del camino. De lo que se trata es de ser solidarios y generosos en la alegría y en el dolor que compartimos como miembros de la familia humana. Se trata de ser lo que somos por la Gracia de Dios, sin menospreciar o desvalorizar la condición humana del prójimo, su sexualidad y sus emociones, y valorar y respetar la manera como expresa su masculinidad o femineidad en la cotidianidad de su peregrinaje humano.

La práctica de Jesús nos enseña a romper con los estereotipos y con las categorías sociales y culturales dominantes que cosifican a las personas limitando sus saberes, destrezas y aspiraciones. Cocinar, atender y servir a los demás, al prójimo, no es asunto de mujeres o quehaceres que solo les corresponde a ellas los hombres tambien estan llamados a servir.

Dr. Dario López 

Pastor, teólogo, escritor, profesor de varias instituciones de Educación teológica. Ha sido miembro del Consejo Directivo de la Sociedad Bíblica Peruana, y miembro de la Fraternidad Teológica Latinoamericana (FTL) es pastor de la Iglesia Monte Sinaí en Villa María del Triunfo en Lima, Perú.

El papel de las mujeres

Por Dario López 

¿Tienen las mujeres un papel protagónico en la misión de Dios o son simples personajes secundarios en la historia de la salvación? A la luz de la propuesta teológica lucana se responderá a esta pregunta. En las cartas paulinas se encuentra referencias claves con respecto a la participación de las mujeres en la misión de Dios, como compañeras y colaboradoras encontramos a Priscila, Febe, Evodia, Síntique, Trifena, Trifosa, Pérsida, María y Junias. En Hechos de los Apóstoles, además de Priscila, destacan también Dorcas, Lidia y las hijas de Felipe.

¿Qué se afirma en el tercer evangelio con respecto al papel de las mujeres en la misión de Dios, tanto como beneficiarias de la buena noticia de salvación, y como embajadoras de la gracia de Dios?

La universalidad de la salvación y la amistad especial de Jesús de Nazaret con los que se encuentran en la periferia del mundo, hebras teológicas lucanas que tejen la alfombra sobre la que se asentó su práctica liberadora, tuvo como correlato la gestación de una comunidad alternativa a la sociedad circundante. La formación de esta comunidad tuvo consecuencias sociales y políticas que, a la larga, afectaron notablemente la estructura, mentalidad y modelo de vida del mundo patriarcal del primer siglo. Fue así, porque Jesús liberó integralmente a todos los que se unieron a su movimiento galileo. Liberó a las personas, hombres y mujeres de distinta condición de vida, de todas las opresiones que las cosificaban y deshumanizaban, convirtiéndolas en desperdicio cultural, social y religioso. El Jesús lucano rompe prejuicios sociales, culturales, religiosos y políticos, tanto de género como de generación, afirmando así la universalidad del amor de Dios. 

Entre estas personas estuvieron las mujeres galileas que, desde el inicio del movimiento de Jesús en la marginal Galilea, formaron parte de la comunidad de discípulos (Lc. 23:55). Jesús de Nazaret, a diferencia de los rabinos judíos y de las escuelas rabínicas de ese tiempo, además de aceptar mujeres como discípulas en clara oposición a las reglas socialmente aceptadas de ese tiempo, caminaba con ellas en lugares públicos y se relacionaba abiertamente con mujeres que tenían poder económico y con mujeres de dudosa reputación (Lc. 8:1-3). Esta fue una práctica contracultural y antisistema, única en su tiempo, y paradigmática para todos los tiempos. No se tiene que olvidar, además, que las mujeres que seguían a Jesús, si bien provenían de distintos estratos sociales asi tenemos a Juana y Susana en contraste con María Magdalena, compartían, sin embargo, la condición de personas excluidas en la sociedad estamental y patriarcal de Palestina.

El autor del tercer evangelio coloca a las mujeres como protagonistas de la historia de la salvación. Ellas no son simples espectadoras, personajes secundarios, accesorios desechables o material de relleno en la historia de Jesús que Lucas registra en su evangelio. En el evangelio lucano las mujeres no son ninguneadas o tratadas como sobrantes, nunca están calladas, y no son amordazadas o invisibilizadas. Hablan con su silencio o con su voz, con gestos y con palabras, con su compromiso firme con la vida. Ellas participan activamente en el movimiento de Jesús, son puestas como ejemplo y modelo de confianza en Dios, estuvieron al pie de la cruz y fueron testigos privilegiadas de la resurrección. Las mujeres galileas destacan por su compromiso público con Jesús (Lc. 8:1-3), su fidelidad hasta las últimas consecuencias (Lc. 23:49, 55-56), los riesgos que tuvieron que enfrentar cuando fueron a la tumba de Jesús (Lc. 24:1) y como pregoneras privilegiadas de la buena noticia de la resurrección de Jesús (Lc. 24:9-11). 

Sobre su protagonismo en la historia de la salvación, Lucas en el evangelio de infancia (Lc. 1-2), subraya que fueron testigos primarios del advenimiento del Mesías, portavoces del amor universal de Dios y sujetos favorecidos de la amistad especial que Dios tiene con los de la periferia del mundo. De esa manera, dos mujeres ancianas (Elisabet y Ana) y una joven campesina galilea (María), dan testimonio de la forma como Dios actúa en la historia, utilizando para su propósito de salvación a quienes para nada se les tenía en cuenta en el discurso oficial o que estaban consideradas como desperdicio social.

Las historias paradigmáticas de la suegra de Pedro (Lc. 4:38-39), la viuda de Naín (Lc. 7:11-17), la mujer que ungió a Jesús con perfume (Lc. 7:37-50), la hija de Jairo (Lc. 8:40-42, 49-56), la mujer que tenía flujo de sangre (Lc. 8:43-48), Marta y María (Lc. 10:38-42), la mujer encorvada (Lc. 13:10-17) y la viuda pobre (Lc. 21:1-4), abonan también en la misma dirección: el trato favorable que Jesús tuvo con las mujeres y su protagonismo central como sujetos del amor y de la justicia del reino de Dios.

Lucas puntualiza entonces, a lo largo de su historia de Jesús, que la buena noticia de salvación fue desmantelando, paso a paso, las estructuras de opresión de la sociedad estamental y patriarcal que tenía a las mujeres como menos importantes, como sobrantes, como ripio social, o como artículos accesorios. Al darles voz y ponerlas como protagonistas en la historia de Jesús, además de resucitarlas socialmente, valoró su dignidad como creación de Dios y reconoció su importancia como sujetos en pie de igualdad con los hombres. Aquí es importante acentuar el esmero que Lucas tiene en su evangelio por visibilizarlas, situándolas en el centro de las historias que registra, dejando que hablen con palabras y con gestos que dan testimonio de que han sido liberadas integralmente de todas las opresiones que las cosificaban y deshumanizaban. 

Las mujeres lucanas, como las mujeres galileas, son señales visibles de la presencia del reino de Dios que acoge a todos, transforma todo, y libera para disfrutar de la libertad y de la justicia de Dios en la cotidianidad de todas las relaciones humanas. En otras palabras, según Lucas, la radicalidad de la buena noticia de salvación no está reñida con la universalidad del amor de Dios. Desde la perspectiva lucana, todo es prójimo y de todo somos prójimo, y esta exigencia incluye, por supuesto, a la presencia de las mujeres como embajadoras en primera línea de la Gracia y la Justicia del Dios de la Vida. ¿No fue ésta la comisión encargada a María Magdalena, testigo privilegiada del triunfo de la vida sobre la muerte, y embajadora singular de la resurrección de Jesús?

Jesús con sus palabras y con sus acciones de justicia, va proclamando y visibilizando una liberación integral. Denuncia los pecados personales y sociales, desestructurando prácticas sociales, culturales y religiosas que rebajaban la dignidad humana de mujeres, cobradores de impuestos, samaritanos y enfermos de todo tipo. Libera a personas como las mujeres de todas las opresiones que desfiguraban su valor como imagen de Dios y devaluaban su dignidad como creación de Dios. Da voz a quienes no tienen voz en la sociedad oficial. Convierte en protagonistas de la historia de la salvación a quienes estaban considerados como insignificantes y sobrantes, como fue el caso de las mujeres. Y forma una comunidad voluntaria de igualados que, con su estilo de vida, se convierten en una crítica abierta a la sociedad estamental y patriarcal del primer siglo.

Dr. Dario López 

Pastor, teólogo, escritor, profesor de varias instituciones de Educación teológica. Ha sido miembro del Consejo Directivo de la Sociedad Bíblica Peruana, y miembro de la Fraternidad Teológica Latinoamericana (FTL) es pastor de la Iglesia Monte Sinaí en Villa María del Triunfo en Lima, Perú.

La iglesia y la supremacía blanca en América

 

La colonización de América estuvo centrada en el extractivismo y posesión de tierras junto con el desarrollo de una construcción social basada en el color de la piel. Los europeos que invadieron América se colocaron en una pirámide de humanidad, la población nativa era vista como inferior e incivilizada.

La jerarquía creada se desarrolló en la orquestación entre empresas comerciales dirigidas por los reinos de España, Portugal, Francia e Inglaterra y el apoyo teológico de la iglesia cristiana que mantuvo la opresión durante siglos. 

La creencia de que los blancos eran bendecidos por Dios para gobernar el mundo y someterlo, fue sustentada por la doctrina del descubrimiento, promulgada por varias bulas papales durante el siglo XV en Europa, la cual proporcionó un marco legal y eclesiástico a los invasores europeos, primero católicos y luego protestantes, llevaron la espada y la Biblia a una nueva tierra, un continente que Dios les había dado para su conquista.  

La iglesia tomó posesión de grandes extensiones de tierra, sometió a la población nativa de América y hasta participó en la esclavitud de africanos para acumular riquezas. En las iglesias se predicaba la ideología de la supremacía blanca, de como ser un buen amo y señor, de como tratar a los esclavizados, de como castigarlos, etc. 

Este tipo de mensajes teológicos de opresión y sumisión marcó los fundamentos, ya que luego de 500 años, en pleno siglo XXI, vemos muy latente el racismo y discriminación a la población indígena y negra no solo en los Estados Unidos, sino en todo el continente americano. 

La creación y construcción del concepto de raza

La raza es una construcción social, no biológica, que fue usaba para sostener que existía no solo una raza humana, sino varias razas y que la raza blanca era superior y se diferenciaba de los de piel oscura. No existe una base biológica para la superioridad o inferioridad de cualquier ser humano en función de la cantidad de melanina en su piel. 

Esa construcción social creada, donde los europeos blancos eran superiores que los nativos americanos, fue desastroso. El resultado fue que los blancos expropiaron las tierras, cometieron genocidio, acumularon riquezas y un nuevo camino hacia la prosperidad que no se basaba en su supuesta superioridad racial sino en la subyugación y la opresión. Siglos de ejecución y opresión sembró la idea que unos deberían servir y otros eran servidos. 

Esta ideología de la superioridad encontró en la iglesia un espacio de educación masiva para fomentar una teología manipuladora y una lectura de la Biblia mal intencionada. El usó del pasaje de Génesis 9:18-21 donde narra que Dios maldice a Cam, quien se convirtió en el padre de Canaán y representó a la gente más oscura de la tierra. Esta maldición bíblica proporcionó un marco útil para justificar crueldades indescriptibles. Los descendientes de Cam deberían ser esclavizados porque era un castigo que venía de Dios, por lo cual ellos no estaban haciendo nada malo cuando esclavizaban a indígenas y africanos.

En las colonias españolas y portuguesas la esclavitud y el comercio transatlántico de trata de personas africanas empezó en 1520, más tarde en 1619 las colonias inglesas recibían los primeros africanos que serian vendidos y forzados a trabajar para las colonias. La inhumana práctica de esclavismo fue normalizada por la iglesia y los gobiernos de esa época. Desde una perspectiva teológica, los esclavizadores usaron la Biblia para condonar sus acciones, incluso se sentían bendecidos por Dios por tener todo un continente, cinco veces más grande de lo que es Europa, para extraer, violar, someter, enriquecerse, acumular y amasar fortunas nunca inimaginables para reinos como España, Inglaterra, Francia y Portugal que antes de la invasión a América eran pobres, sin educación, barbaros y cristianos. 

Adoración a la riqueza

El auge económico que trajo el esclavismo, amaso riqueza en Europa, así como en la iglesia. Para muchos líderes cristianos, el valor monetario de los pueblos indígenas y africanos esclavizados valía más que cualquier alma potencial que pudiera salvarse siguiendo el evangelio. En su búsqueda de riquezas, las y los esclavizadores blancos separaron a las familias: los hijos de las madres, los maridos de las esposas y el hermano de la hermana, creyendo que los seres humanos eran bienes, de valor similar al ganado. Las acciones de la iglesia y sus líderes fueron contradictorios e hipócritas porque era la misma iglesia quien enseñaba el valor de la familia y la vida de sus blancos feligreses mientras que la población indígena no tenía ningún derecho, las mujeres podían ser violadas por los hombres blancos, los niños y niñas podían ser regalados para que sirvieran a las familias blancas; el dinero era su único valor.   

Tanto la iglesia católica como la iglesia protestante eligieron esencialmente la comodidad en lugar de ver lo lejos que vivían del mensaje genuino de Jesucristo. La comodidad en el mantenimiento de los sistemas de opresión para proporcionar facilidad para la creación de la sociedad basada en la supremacía blanca, que en el transcurso de los años fue dando una construcción social de pensamiento donde los blancos son ricos, inteligentes, bellos, limpios, educados, etc. y las personas de piel oscura son tontas, incivilizadas, pobres, ignorantes, etc.

El Dios blanco y europeo

Para cuando se dieron las guerras por la independencia y la formación de las Repúblicas reemplazaron al sistema colonial, la idea de quienes eran los dueños y señores de América estaba ya construida. El blanco, hijos e hijas de españoles, ingleses, portugueses, franceses entre otros, tomarían las riendas y poder político en las nuevas Repúblicas. Ningún indígena ni africano descendiente asumiría el liderazgo ni ningún rol importante en los nuevos gobiernos. 

La práctica teológica predicada por la iglesia durante la colonia se pregonó durante el periodo de la creación de los países, la supremacía blanca estaba instalada como base de pensamiento natural en América. 

La iglesia desarrolló la teología necesaria para mantener el culto al Jesús blanco de ojos azules y rubio. La adoración a la blancura dada por Dios hizo que su práctica de superioridad se trasladara afuera de la iglesia los otros seis días de la semana, siendo mucho más cómoda. Como tal, las iglesias eran parte integrante del desarrollo de leyes que conservaban las estructuras de poder y regulaban los cuerpos de hombres y mujeres indígenas que servían en la pirámide de la sociedad, todos los días. Los y las cristianas no veían ninguna contradicción entre su fe y el racismo que practicaban en la sociedad.

Un nuevo tiempo, arrepentimiento y sanación

Situándonos en la historia de los Estados Unidos, la práctica del racismo que vemos día a día en el país ha sido posible gracias a la cooperación y complicidad entre la clase política y religiosa. Hasta ahora seguimos sufriendo y luchando contra los impactos y la práctica de la ideología de la supremacía blanca creada hace más de cinco siglos en el continente. Los grandes movimientos de las últimas décadas contra el racismo y la discriminación liderados por personas de fe como el Reverendo Martin Luther King aún muestran lo necesario que es continuar alzando nuestra voz en estas nuevas generaciones.

Como teóloga y miembra activa de la iglesia, considero que nuestra misión es también denunciar el rol histórico de la iglesia en actuar en complicidad y predicar la ideología de la supremacía blanca por siglos. Es tiempo de generar espacios de diálogo que permita una reflexión liberadora a la vez que empecemos un proceso de sanación en una sociedad profundamente dividida y fragmentada por pensamientos de superioridad, que sabemos fueron creados para justificar la más dolorosa y terrible colonización en el continente.

Yenny Delgado

Psicóloga social y teóloga contextual. Escribe sobre fe, género y política. Puedes seguirme en twitter @Publicayenny

Diversidad en la comunidad latina

La comunidad latino americana no es un grupo homogéneo; en cambio, refleja la diversidad de la colonización del continente y es parte de nuestro pasado y presente. Hoy en los Estados Unidos, la comunidad latina demuestra diversidad racial y herencias distintivas. La población nativa sigue siendo fuerte con sus tradiciones y lengua, los afrodescendientes están reclamando su narrativa y luchas, y los euro descendientes se aprovechan de una sociedad supremacista blanca para salir adelante.

Para comprender la comunidad latina en los Estados Unidos, debemos entender la expansión impulsada por las ideas del Destino Manifiesto en la cual el país pasó de tener trece Estados en la costa este para extenderse e incluir territorios como Puerto Rico, California, Nevada, Utah, Nuevo México y Texas, que pasaron de ser colonia española para estar ahora bajo el dominio inglés.

Según la historiadora Dra. Cristina Mora, quien escribió “Haciendo Hispanos“, grupos previamente dispares, incluidos puertorriqueños, mexicanos y cubanos, fueron categorizados bajo grupos raciales como “blancos” o “negros”. Sin embargo, debido a su segmentación, los grupos carecían de representación política como individuos cuyo primer idioma era el español. Un grupo de líderes influyentes de la comunidad se dio cuenta de que combinar los grupos podría conducir a un poder económico y político significativo. Decidieron que el término “hispano”, descendiente de español, podría reflejar el nombre de toda la comunidad. El gobierno de los Estados Unidos utilizó por primera vez el término hispano en la década de 1970 bajo la administración del presidente republicano Richard Nixon.  

La creación del término “hispano” fue un esfuerzo por consolidar una comunidad diversa en una sola etiqueta. Así, se hicieron varios avances para ampliar su base y tener un rápido crecimiento. Después de la década de 1990, el término “latina / latino” se hizo más popular entre los jóvenes que reconocían su lazo con la región latino americana, que va desde México hasta el sur de Chile.

¿Blanco, negro y marrón?

“La gente marrón” o “la raza” se ha convertido en una forma codificada de identificar a la comunidad latina. Sin embargo, como debe quedar muy claro, la comunidad latina no refleja solo un grupo de un solo color.  Cuanto más oscuro seas, más invisible serás. La comunidad latina no es inmune a la supremacía blanca; el color importa.  El colorismo sigue actuando en silencio y beneficia al grupo en el poder. Veamos los principales presentadores de noticias, redes sociales o entretenimiento: son personas blancas, descendientes europeos, a la vez migrantes y bilingües (español – inglés) que se han posicionado como la cara de la comunidad latina. Este grupo de latinos se encuentran en la mayoría de las posiciones de poder y prestigio. Esto porque en las reglas de la sociedad blanca estadounidense, ellos son los “latinos” bienvenidos. 

Pero ¿qué pasa con los indígenas y afro descendientes que también forman parte de la comunidad latina?  a menudo, son los menos visibles cuando se trata de puestos de liderazgo. Sin embargo, los indígenas y afrodescendientes son los primeros en mencionarse cuando se trata de problemas económicos, migratorios y de criminalidad. Esta población sufre una doble discriminación por los anglosajones y los latinos blancos. Los pueblos indígenas se ven obligados a guardar silencio por su sufrimiento a causa de la colonización, el robo de tierras, destrucción de sus comunidades, falta de oportunidades y, por ende, su empobrecimiento. Asimismo, los afro descendientes se ven obligados a guardar silencio sobre el esclavismo de sus antepasados y perpetrado por más de 200 años por los españoles y portugueses en América Latina, así como el racismo persistente y normalizado con la que deben convivir día a día.

¿Inglés, español o náhuatl?

Surge la pregunta ¿qué idioma representa a la comunidad latina?. El reconocimiento de que el español o el inglés son idiomas europeos aclara que hablar uno o ambos no significa que seamos descendientes de europeos. En cambio, las consecuencias de la colonización todavía están presentes en nuestras sociedades hoy. Para muchas y nuevas generaciones, el idioma no es una referencia a la etnia porque las lenguas nativas fueron eliminadas o empujadas a espacios privados. Para entender este contexto es necesario valernos de la experiencia de la población indígena enlos Estados Unidos, ellos han sido forzados a hablar inglés, pero a la vez se tiene claro que no son ingleses. ¿Porqué se considera latinos a los indígenas que hablan español? El término o etiqueta de “latino” es otro mecanismo para poner a todos en una caja sin entender quiénes somos. 

¿Te sorprende la historia sobre la comunidad latina? Todos necesitamos leer más sobre el periodo de colonización deAmérica para desempacar lo que algunas etiquetas pretenden ocultar.

Yenny Delgado

Psicóloga social y teóloga contextual. Escribe sobre las intersecciones entre política y fe.  

 

La opción por la hermandad

Por Marissa Galván

La historia de Sara y Agar ha sido descrita en algunas ocasiones como una simple pelea entre dos mujeres celosas. Es posible que hayas escuchado que Abraham y su esposa Sara recibieron una promesa de Dios: la pareja tendría un bebé. Sin embargo, pasó mucho tiempo para que la promesa se cumpliera y Sara se impaciento. Por eso, ella le ofrece a Abraham una solución. Le pide que se acueste con su esclava, Agar, para que esta le pueda dar el hijo que ella no puede darle. Suena a uno de esos casos que se presentan en Caso Cerrado. Y casi podemos imaginar que esto no va a tener un final feliz.

Sara y Agar fueron mujeres durante un momento histórico en que ambas están en peligro por ser mujeres. El ser mujer en esos tiempos era estar en una posición vulnerable en donde no se tenía control sobre su vida, su dinero o su destino. Sara sabía esto de primera mano. Ella era una mujer infértil, en un momento en donde la cosa más importante que podía hacer una mujer era preservar la herencia y el legado familiar por medio de tener hijos varones. Además de eso, la Biblia nos dice que es una mujer de suma belleza. Por eso, es utilizada por Abraham como una pieza de negociación para conseguir el favor de los jefes de tribu y hasta del faraón en un momento en que el grupo familiar pasa por Egipto. Sara es presentada a estos hombres para conseguir protección y riquezas para su familia, y es obligada a hacerlo sin tener ningún poder para remediar la embarazosa y peligrosa situación.

Por eso es irónico que una mujer que conoce el dolor, la fragilidad y la incertidumbre, escoja utilizar el poco poder que tiene para oprimir a otra mujer que tiene menos poder que ella.

Agar, la esclava egipcia, entra en la historia de Abraham y Sara en Génesis 16. Su presencia trata de explicar la relación familiar contenciosa entre el pueblo de Israel y los ismaelitas. Sin embargo, aunque Sara es la matriarca de su familia, Agar es una esclava. Aunque Sara pertenece a su familia, Agar es una extranjera. Aunque Sara disfruta de la prosperidad de su casa, Agar depende totalmente de Sara para poder vivir. Aunque Sara es infértil, tiene control sobre la fertilidad de Agar. La historia hace tanto énfasis en las diferencias entre estas dos mujeres que aún su nombre, «HaGar» nos demuestra cuán invisible e impotente es. Es un nombre de hombre que significa «forastero» o «desconocido». Y cuando la vemos mirando a su ama con desprecio, la tildamos de criada malcriada, en vez de darle la razón.

En Génesis 21, 8-10, vemos cómo Dios cumple su promesa. Isaac nace y el día en que fue destetado, Abraham hace una gran fiesta. De repente, Sara ve a Ismael. Aquí, es interesante como funcionan las traducciones bíblicas: En la Palabra de Dios para todos, dice que Ismael estaba jugando con Isaac. En otras versiones se dice que Ismael se burlaba, pero no dice de quién. En las únicas dos versiones que dice que Ismael se estaba burlando de Isaac son en la Reina Valera del 60 y en la Dios Habla Hoy. Sin embargo, aunque Ismael, un niño, estuviese haciendo niñerías… la reacción de Sara es sorprendente y desmedida. Ella, aprovechó la circunstancia para ejercer su poder e hizo algo totalmente inmerecido e incorrecto: «Echa a esta sierva y a su hijo, pues el hijo de esta sierva no ha de heredar junto con mi hijo, con Isaac».

Wilda C. Gafney, en su Womanist Midrash, nota que Sara tiene otra opción en ese momento. Ella dice que la historia de Sara es una advertencia, que da testimonio de la tentación de ejercitar cualquier privilegio que tengamos sobre otra persona, en vez de defenderla de un peligro compartido. Sara usa su privilegio para oprimir a Agar y a Ismael y para dejarles en el total desamparo. Aquí, le podemos dar gracias a Dios, porque tiene un plan y una promesa, no sólo para Abraham… sino también para Agar.

Gafney comparte esto, reflexionando sobre las palabras de Renita Weems sobre la historia de Sara y Agar en su libro Just a Sister Away. En él, ella nos desafía diciendo que todas somos hijas de Agar… todas necesitamos a una mujer, no para que abuse de nosotras y que nos oprima, sino para que sea nuestra hermana.

Ella lo dice mejor de lo que yo puedo decirlo… y esta es mi traducción de sus palabras. Hay momentos de la vida en que lo único que nos separa de la posibilidad de sufrir y que nos acerca a la sanidad es tener una hermana. Necesitamos a una mujer, a una hermana, que pueda ver en nuestra miseria una imagen escabrosa de lo que un día podría ser nuestra historia. Necesitamos una hermana que nos responda con misericordia. Necesitamos una hermana cuya misericordia genuina—que no debe confundirse con la lástima que es episódica, aleatoria, y de carácter cambiante—es firme, consistente y sin condiciones y dada a manos llenas.

Yo creo que como seres humanos tenemos una opción. Creo que como pueblo tenemos un opción. Creo que como naciones tenemos una opción. Quienes tenemos algún tipo de privilegio, sea mucho o sea poco tenemos una opción. Quienes tenemos educación, un techo… quienes sabemos más de un idioma, que tenemos un poquito de dinero, que vivimos con estabilidad, que tenemos acceso al Internet, a teléfonos inteligentes, que tenemos la posibilidad de poner comida en la mesa tres veces al día, tenemos una opción.

Esa opción es la hermandad. Cada vez que tengamos la oportunidad, necesitamos optar por el hermanamiento, por ver a la otra y al otro como la familia que Dios quiere que tengamos. Necesitamos apartarnos de la tentación de las nimiedades, de la naturaleza humana de oprimir porque sentimos que nos han oprimido o de reprimir porque pensamos que otras personas merecen ser oprimidas, o básicamente de agobiar a alguien porque nos cae mal o porque no piensa lo mismo y eso nos da miedo. Necesitamos poner un alto a esta locura de pensar que todos somos como Sara… personas sin conciencia que no se dan cuenta de que toda persona es parte de estos sistemas de opresión y racismo que afectan a todo el mundo y que toman cualquier oportunidad para agobiar, desamparar, abusar y reprimir con nuestro egoísmo, nuestro prejuicio y nuestro racismo. Como dice 1 Corintios: «De manera que si un miembro padece, todos los miembros se conduelen con él; y si un miembro recibe honra, todos los miembros se gozan con él».

Todas necesitamos hermanas en algún momento… y todas necesitamos ser hermanas en todo momento. Por eso debemos escoger siempre la hermandad y la solidaridad sobre toda opción posible. Creo firmemente en que esto es lo que Dios desea para la humanidad. Quiere que vivamos demostrando misericordia genuina y demandando misericordia genuina. Que vivamos haciendo justicia verdadera y demandando justicia verdadera ante toda acción cruel, vengativa, racista y funesta. Seamos hermanas. Seamos hermanos. Seamos hermanes… con fidelidad, consistencia y sin condiciones. Eso es lo que Dios promete y quiere.

Marissa Galván. Editora de recursos en español de la Corporación Presbiteriana de publicaciones y pastora de la Iglesia Presbiteriana Beechmont, una iglesia intercultural en Louisville.