Ser Mamá y Teóloga en Abya Yala

La historia de mi maternidad no empieza con mi embarazo, ni únicamente con la transformación física y emocional que viví durante ese tiempo. Para mí, fue un proceso que tomó muchos años. Durante mucho tiempo pensé que la maternidad era una carga, una tarea que limitaría mi ser mujer y mi independencia. Pasó tiempo hasta que realmente lo deseé, y cuando quise, no fue tan fácil. Nuestro cuerpo, el cuerpo de las mujeres, tiene ciclos que influyen; mientras más años pasan, nuestra capacidad co-creadora cambia. Cada una tiene su propia historia de cómo llegó a la maternidad. Esta es la mía.

Llevar en mi vientre a mi hija fue una experiencia maravillosa que me multiplicó, cambió mis prioridades y revolucionó todos mis planes. Puedo decir que valió la pena cada una de esas cuarenta semanas que tuve a mi hija dentro de mí, los recuerdo como los más tiernos de mi vida. Pero convertirme en mamá no ocurrió solo durante la gestación; fue un proceso que se fue dando poco a poco, al sostener a mi bebé en brazos, al amamantarla, al acompañarla día y noche, en el cuidado diario. Así, entre ternura y cansancio, entre entrega y acogimiento, fui transformándome y aprendiendo a ser madre.

Ya inmersa en la tarea de la maternidad entiendo que mi experiencia no es solo personal, es comunal, espiritual, intelectual y política. Empecé a escribir mis reflexiones teológicas mucho antes que fuera madre, ahora como mamá y teóloga me acerco a lo más íntimo de senti-pensar a Dios.Mi propuesta teológica surge de una raíz profundamente ancestral y traigo a la memoria a mis abuelas, a mi madre, a todas las mujeres que corazonaron y siguen corazonando a Dios en medio de la crianza. Sentir a Dios desde el fogón de la cocina, preparar los alimentos, lavar ropa, cambiar pañales, amamantar. En ese tiempo circular que es cotidiano, que crea rutinas, intensifica fatigas se revela la poderosa tarea que asumimos las madres para crear familias. A la vez que criamos, administramos y organizamos la casa, a la vez que anidamos y seguimos buscando cumplir con nosotras, nuestros compromisos y sueños.

Así también yo en medio de mis responsabilidades maternas y comunitarias, corazono a Dios y continúo mi labor teológica que me apasiona, consciente de que mi maternidad es a la vez fuente, método y camino de mi pensamiento espiritual. Mi hija me acompaña mientras hago mis labores de la casa, mientras leo y escribo, mientras doy presentaciones en conferencias, en mi visita a comunidades rurales; en medio de este camino, y sobre la marcha de la vida me acompaña esa fuerza vital, que me recuerda que estos días son mi presente y mi pasado, lleno de ternura y de acompañamiento mutuo.

La sagrada continuidad de la vida

La maternidad no es solo una función biológica de reproducirnos; para mí, es una experiencia espiritual de co-creación. Traer un nuevo ser al mundo me introdujo en el misterio profundo de comprenderme como co-creadora. En esta experiencia, entendí que no solo parimos hijas e hijos, parimos mundos, parimos historias, parimos resistencia.

Desde que soy madre, he visto cómo transmitimos la memoria colectiva a través de relatos, ritos y creencias que practicamos en la vida cotidiana. Mi cuerpo recuerda, mis relatos se vuelven carne, y así entiendo que el cuerpo materno es un microcosmos de tierra fértil, nutriente, cíclico y generoso. Desde esta visión, siento que la maternidad sostiene la armonía de gestar humanidad. Esta comprensión me enfrenta a los dualismos occidentales que separan y dividen entre cuerpo y espíritu, lo humano y lo animal, lo sagrado y lo cotidiano. Para mí, el cuerpo de las mujeres es unidad, es territorio, un ser holístico donde lo divino se encarna y sostiene.

He aprendido de las mujeres de mi comunidad y de muchas comunidades originarias que la transmisión de la vida y de la memoria es un acto sagrado. Desde niñas, nos enseñan que nuestro cuerpo, nuestra voz y nuestra capacidad de gestar y sostener la vida son dones que debemos cuidar y honrar. Sin embargo, esta continuidad co-creadora enfrenta hoy amenazas muy concretas, violencia sexual en la infancia, abusos dentro la pareja, embarazos no deseados, abortos clandestinos, infertilidad y otras formas de violencia contra las mujeres. La maternidad, lejos de ser solo celebración de la vida, se vuelve frágil en contextos que vulneran la plenitud de la vida.

Ser mamá teóloga para mí significa hacer teología desde el cuerpo, desde la memoria de la celebración y de la resistencia, y también desde la herida colonial que violentó los cuerpos de las mujeres. Reconozco que, desde esta continuidad ancestral de resistencia, no puedo quedarme en el dolor que paraliza, nos condena, nos culpa, nos señala por denunciar las violencias que vivimos como mujeres, ni por asumir la maternidad crucificada que tantas de nosotras hemos enfrentado.

Al mirar el dolor ancestral inscrito en el cuerpo abusado que han sufrido las mujeres de mi familia, mi madre y abuelas, me vuelvo hacia la sanación. Necesito salir del cuerpo crucificado para centrarme en un cuerpo resucitado, que me libera del dolor sufrido por abusos generacionales, para así ser capaz de engendrar una nueva vida. Es desde este lugar de liberación que asumo mi maternidad: para crear una familia en la que mi hija pueda crecer libre de violencia.

Mi hija es la quinta generación de mujeres en ambas líneas familiares cuyos nombres, historias y lugares de origen conocemos. Entre ella y mis bisabuelas se extiende un hilo de 135 años de memoria femenina ininterrumpida, un tejido vivo donde maternidad, sabiduría y resistencia se entrelazan generación tras generación. Así como yo tuve el privilegio de conocer a mis dos abuelas (Candelaria y Juanita), mi hija ha tenido la bendición de conocer a las suyas. Esta continuidad no es casual, es herencia, es ancestralidad y es responsabilidad espiritual.

La Maternidad como espiritualidad y resistencia

Las tradiciones bíblicas también reconocen la maternidad como signo continuidad sagrada de vida. En Lucas 11:27 se proclama “Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron.” Esta afirmación reconoce la maternidad como un acto sagrado, profundamente ligado a la gestación, al cuidado, al alimentar.

Sin embargo, por siglos hemos recibido una imagen de Dios casi exclusivamente masculina. La teología patriarcal silenció la dimensión femenina del “imago Dei”. Pero si Dios crea a la humanidad “varón y mujer”, entonces la imagen divina abarca también lo femenino. La experiencia cotidiana de las mujeres, su capacidad de gestar, amamantar, nutrir, resistir, es lugar teológico donde la presencia de Dios se revela. 

Reflexionar sobre esta dimensión femenina de lo divino exige atender todas las formas de acción y expresión de las mujeres, así como las diversas opresiones que enfrentamos. Como señala McFague, “los símbolos de Dios deben reflejar la totalidad de la experiencia humana, y no únicamente aquello que ha sido asociado históricamente al dominio masculino.”

Desde esta perspectiva, la maternidad divina se manifiesta en la tierra, en el agua, en el territorio y en los cuerpos femeninos que dan vida, haciendo visible la presencia de Dios en los procesos vitales y en las realidades concretas de las mujeres. Para los pueblos originarios, la madre tierra, es fuente de vida y destino “Nacemos de ella, nos alimenta, nos recibe en el descanso y volvemos a ella cuando morimos.”

La madre tierra, nuestra Abya Yala no es una metáfora ni un recurso simbólico, sino una realidad ontológica y espiritual, es cuerpo de mujer, matriz originaria y destino cíclico. Desde esta perspectiva, la maternidad no es solo un acto biológico, sino una categoría teológica que expresa la relación sagrada de interdependencia entre los seres humanos, los otros seres vivos y el territorio. La tierra es madre porque gesta, nutre, protege y regula la vida; por eso, el cuerpo femenino, también generador y cuidador de vida, es reconocido como extensión concreta de esa sacralidad.

Sin embargo, la colonización quebró este modo sagrado de co-creación. La invasión europea sobre Abya Yala no solo ocupó territorios, sino que desmanteló las cosmologías que reconocían la sacralidad materna del mundo. Así como la Madre Tierra fue violentada, dividida como propiedad privada y explotada, también lo fueron los cuerpos de las mujeres. La lógica colonial trasladó la idea de propiedad del territorio al cuerpo femenino: colonizadores, terratenientes y patrones convirtieron a las mujeres nativas en territorio conquistable, mano de obra forzada y objeto de abuso sexual sistemático. Como sostiene Segato, el cuerpo de las mujeres se transformó en el principal territorio político del colonialismo, un espacio donde se disputó poder, dominio y control. Su liberación, por tanto, no es un añadido, sino el corazón mismo de cualquier proyecto serio de descolonización.

La violencia sexual colonial funcionó como estrategia espiritual además de política, buscaba deshumanizar a las mujeres, fracturar la transmisión cultural y quebrar la resistencia comunitaria. El cuerpo materno, convertido en instrumento de explotación y reproducción forzada, sufrió un doble ataque, por ser cuerpo de mujer y por ser cuerpo indígena. Esta doble opresión dejó heridas profundas que se transmiten de generación en generación.

No obstante, incluso en medio de estas violencias, la maternidad en Abya Yala emergió como territorio espiritual de resistencia. Desde la memoria ancestral, parir, amamantar, criar y sostener la vida se han convertido en actos profundamente teológicos, gestos cotidianos mediante los cuales las mujeres rehacen el mundo, resguardan la cultura, regeneran la comunidad y desafían las lógicas patriarcales y coloniales. La maternidad, entendida como relación y no como imposición, es un acto político y espiritual que reconstituye la alianza entre cuerpo y territorio.

En esta cosmovisión, el cuerpo materno es espejo de la Madre Tierra, ambos gestan vida, ambos han sido violentados y ambos son hoy espacios sagrados de lucha y sanación. Una teología desde Abya Yala nos recuerda que defender la tierra es defender el cuerpo de las mujeres, y sanar el cuerpo de las mujeres es sanar también el territorio. Por eso, la maternidad como cuerpo–territorio se convierte en una categoría teológica fundamental para los procesos de resistencia y reconstrucción de los pueblos originarios, es el lugar donde se afirma la vida frente a la muerte, la memoria frente al olvido, y la dignidad frente al colonialismo aún persistente.

Volver a la maternidad como ciclo sagrado y relacional

Ser madre es una alegría profunda, pero también un camino de cansancio, desvelo y responsabilidad compartida, sin redes de apoyo ni condiciones dignas, las mujeres y nuestras hijas e hijos enfrentamos riesgos altísimos. Violencia física, sexual y psicológica; empobrecimiento estructural; falta de acceso a salud intercultural y respetuosa. Estas violencias fragmentan la experiencia materna y la separan de su dimensión espiritual y comunitaria.

Frente a ello, muchas comunidades de Abya Yala están retomando la sabiduría ancestral que comprende la maternidad como un ciclo sagrado. Reconocer los ritmos del cuerpo, honrar la fertilidad, acompañar los procesos de gestación con medicina ancestral, reconectar con los ritmos lunares y cuidar la gestación como prácticas que restauran el tejido de la vida. Como enseña la teóloga Aymara Sofía Chipana, en el Kuti, el tiempo del retorno y la transformación, las comunidades reconocen que cada ciclo requiere equilibrio, uywaña, el cuidado tierno y responsable de todos los seres. Desde esta perspectiva, la maternidad no es un acto individual sino un movimiento relacional, un diálogo constante entre cuerpo, territorio, cosmos y comunidad.

Ser madre hoy, en Abya Yala, es abrazar la continuidad, la resistencia y la espiritualidad de seguir existiendo en medio de un proceso colonial que, desde sus inicios, ha buscado desaparecer a la población nativa en su totalidad. Ser madre es cuidar la vida con ternura y fortaleza, incluso en estructuras que todavía reproducen violencia colonial. Es sanar las heridas de abuso y reconectar con nuestros cuerpos. Desde esta visión, nuestros vientres y nuestras tierras no son territorios de conquista, sino territorios de vida.

Asumir la maternidad implica reconocer que quienes optamos por ella encarnamos un legado y una responsabilidad ancestral. Es la continuidad de las memorias de nuestras abuelas, que resistieron la colonización, las migraciones y los exilios; de aquellas que mantuvieron la lengua ancestral, la ceremonia espiritual y la memoria viva incluso bajo la opresión.

Por eso, al escribir sobre mi maternidad y mi experiencia como madre y teóloga, afirmo que mi hija es memoria y resistencia de nuestras abuelas. Es por ella que soy madre, y con ella cultivo una teología viva, un ciclo sagrado que florece, que nos sostiene y nos promete la esperanza de la resurrección.

Abya Yala, el nombre proviene de la lengua Guna, pueblo originario que habita entre Panamá y Colombia. Abya Yala significa “tierra en plena madurez y tierra de sangre vital”. En la década de 1970, activistas, historiadores, políticos, sociólogas, teólogas con un fuerte sentido de identidad y trabajo decolonial adoptaron el término Abya Yala como nombre unificado para el continente, en lugar de referirse como América Latina, Latinoamérica, Las Américas entre otros nombres que perpetúan las divisiones coloniales (Delgado & Ramírez, 2022).

Nota: Este artículo es un pequeño entretejido de dos textos que escribí y fueron publicados entre el 2024 y 2025

Motherhood in Abya Yala: A womanist approach to ancestral memory of care and resistance. (2025). In Divine Interruptions: Maternal Theologies and Experiences (1st ed., pp. 64–78). Paulist Press.

The Sacredness of Motherhood in Abya Yala. La sacralità della maternità in Abya Yala. Anthropotes – Rivista ufficiale del Pontificio Istituto Teologico Giovanni Paolo II per le Scienze del Matrimonio e della Famiglia in Rome.


Entre la fe y el Estado: Subordinación religiosa en Puerto Rico

Por Frederick Xavier Rodríguez-Castro

A poco más de un año de las elecciones en Puerto Rico, se experimenta un acelerado giro ideológico marcado por la subordinación del Estado a los intereses de un sector cristiano particular. El partido anexionista abandonó su carácter centrista y, en las pasadas elecciones, se inclinó hacia un fundamentalismo político-teológico que reconfigura políticas públicas a favor de estos grupos. Con el objetivo de obtener o conservar el poder, se han concedido privilegios so excusa de “libertad religiosa”.

La prensa, con falta de precisión conceptual, denomina a estos grupos como “sector religioso”, como si existiera un único sujeto homogéneo y confesionalmente cristiano. Esto revela cuán arraigada sigue la vieja cristiandad colonial incluso en discursos que pretenden objetividad. Así, voces pentecostales —particularmente líderes de la Fraternidad Pentecostal de Puerto Rico (FRAPPE)— han logrado hacerse pasar por la representación oficial de “la religión”, invisibilizando comunidades enteras: cristianos históricos y liberales, judíos, musulmanes, budistas, religiones afrocaribeñas, espiritualidades indígenas y personas seculares. Lo que se presenta como “la voz de la fe” es, en realidad, la voz de un ecumenismo pentecostal. Frente a ello, existen expresiones plurales como la Mesa de Diálogo Martín Luther King Jr., organización laica que articula valores del Reino de Dios en favor de las necesidades del país mediante marchas, talleres, programas sociales, acompañamiento comunitario, defensa de migrantes, publicaciones académicas y proyectos de equidad. Esta diversidad religiosa desmonta la narrativa de un único sujeto cristiano dominante.

Las nuevas políticas públicas evidencian tres problemas centrales. Primero, el Estado modula su ideología para conservar el poder, ofreciendo privilegios a grupos fundamentalistas para asegurar votos y legitimidad moral. Segundo, esta alianza invisibiliza a cristianos divergentes y a comunidades no cristianas, violando el principio constitucional de igualdad religiosa y la separación entre Iglesia y Estado. Tercero, promueve una teología exclusivista y moralista que representa un retroceso hacia la cristiandad.

La neutralidad estatal queda comprometida cuando la simbología gubernamental —como la toma de posesión, la redacción de leyes dirigidas a un sector cristiano específico o la promoción de una cultura cristiana en los textos escolares— transmite la idea de que unas confesiones son más bienvenidas que otras. Leyes como la Ley 14-2025 (Derecho Fundamental de la Libertad Religiosa), la Carta Circular 008-2025-2026 del Departamento de Educación y la Ley 143-2025 favorecen explícitamente los intereses de grupos fundamentalistas. Estas medidas permiten la entrada de ministros cristianos en hospitales durante emergencias, abren espacios para el adoctrinamiento en escuelas públicas y penalizan la interrupción de “cultos cristianos”, incluso en espacios públicos compartidos.

La justificación de estas medidas se construye mediante categorías como “persecución cristiana”, narrada en prensa cristiana fundamentalista como “guerra espiritual contra la Iglesia”. Sin embargo, en una investigación reciente de nuestra autoría, presentada en VII Jornadas Internacionales de Jóvenes Investigadores/ras en Espiritualidades y Religión (2025), se demuestra que sectores de la Iglesia De Dios Pentecostal Movimiento Internacional y la FRAPPE han desarrollado una campaña durante dos décadas para intervenir en la moral pública desde el miedo apocalíptico, la demonización de políticas progresistas y una noción rígida de familia. Cartas oficiales enviadas a gobernadores y legisladores entre 2003 y 2023 denunciaban como “inmorales” iniciativas sobre equidad de género, cannabis medicinal, derechos reproductivos o nombramientos de figuras LGBTTQ+ al poder judicial. Estas intervenciones, basadas más en opinión que en argumentación teológica rigurosa, buscaron moldear la política pública desde una moral sectaria.

No existe evidencia científica que sustente que las políticas públicas puertorriqueñas hayan perseguido al cristianismo. No obstante, la jurisprudencia, evidencia discriminación contra religiones no cristianas. La exposición de motivos de la Ley de Libertad Religiosa afirma que el problema radica en “intervenciones gubernamentales discriminatorias” y que la ley busca aclarar las interpretaciones que deben hacer sobre el derecho constitucional. Por consiguiente, es  una interferencia legislativa y ejecutiva en la interpretación constitucional, invadiendo funciones propias de la rama judicial y debilitando la separación de poderes con relación a la separación entre Iglesia-Estado.

Es posible que, como ha ocurrido en Estados Unidos, estos grupos busquen revertir jurisprudencias históricas utilizando la narrativa de la “persecución” para legitimar privilegios. Sin embargo, si alguna religión domina los espacios públicos y privados en Puerto Rico —templos, emisoras, canales, colegios— es precisamente el cristianismo en su diversidad. La supuesta persecución no es más que una ficción para fortalecer hegemonías. Este intento de homogeneizar la espiritualidad puertorriqueña contradice la historia religiosa del país, marcada por catolicismos populares, pentecostalismos, religiones afrocaribeñas, espiritualidades indígenas, movimientos místicos y una creciente población no religiosa. Gobernar como si Puerto Rico fuera confesionalmente homogéneo es gobernar desde la exclusión.

Frente a este panorama, la teología de las religiones con enfoque pluralista ofrece una respuesta crítica. Esta corriente reconoce que ninguna tradición religiosa posee el monopolio de la verdad moral y que la diversidad religiosa es constitutiva de la experiencia humana. En un Estado laico, las políticas públicas deben garantizar igualdad entre confesiones, no privilegios confesionales. Si el Estado adopta las categorías morales de un solo sector, viola la Constitución y el pluralismo religioso como búsqueda de convivencia, justicia y dignidad.

Desde mi hermenéutica, el mandamiento del amor al prójimo precede incluso al amor a Dios: solo encontramos a Dios en la experiencia concreta del prójimo. La 1 Carta de Juan formula esta lógica mediante la pregunta retórica: ¿cómo amar a quien no se ve si no se ama a quien está presente? Este principio neotestamentario desmantela la pretensión de superioridad moral fundamentalista. Jesús, antes de resucitar como Cristo, invirtió el orden religioso-político de su tiempo, separando lo espiritual del gobierno y denunciando estructuras opresivas. Su clave hermenéutica es clara: el amor al prójimo orienta toda ley. Mientras Jesús desafió leyes injustas en favor de los marginados, los grupos fundamentalistas hoy exigen obediencia bíblica selectiva, descontextualizada y ajena al espíritu evangélico. La moralidad cristiana se reduce, en sus manos, al cumplimiento rígido de textos aislados, ignorando que Jesús priorizó la dignidad humana —el enfermo, el pobre, el extranjero, el marginado— por encima de la ley escrita.

El conflicto religioso-político en Puerto Rico no se reduce a conservadores versus liberales. Es la instrumentalización de una narrativa religiosa para controlar la moral pública, consolidar poder y subordinar la pluralidad a la homogeneidad. Este momento histórico exige una teología política que denuncie la ficción de la persecución cristiana, visibilice la riqueza plural y desmantele la categoría colonial de “la religión” como sinónimo de cristianismo pentecostal.

Frederick Xavier Rodríguez-Castro es investigador, historiador y teólogo puertorriqueño. Candidato a doctorado en Teología en la Universidad Interamericana de Puerto Rico. 

Dororidade e Resistência: O Papel das Mulheres Negras nas Igrejas Evangélicas Brasileiras

Por Aline Frutuoso

Introdução

As mulheres negras no Brasil enfrentam múltiplas formas de opressão ligadas à raça, gênero e classe, e essa realidade também se manifesta nas igrejas evangélicas. Apesar de sua presença expressiva e contribuição fundamental, elas continuam marginalizadas nos espaços de liderança e tomada de decisão. Vilma Piedade ressalta que “a relação entre mulher negra e poder é um tema praticamente inexistente” (PIEDADE, 2017, p. 15). Maricel Mena López (2023) complementa, destacando que a ausência dessas mulheres em posições de comando perpetua um ciclo de exclusão estrutural.

O conceito de dororidade , criado por Piedade, reforça a união entre mulheres negras a partir da vivência do racismo e do machismo. Mais do que sororidade, trata-se do reconhecimento das dores compartilhadas pelas mulheres negras e da necessidade de ressignificá-las. Nesse contexto, a teologia das mulheres negras se configura como um ato de resistência dentro das igrejas, promovendo acolhimento e transformação.

Mesmo sendo maioria em muitas igrejas evangélicas, as mulheres negras continuaram restritas às funções subalternas, enquanto os cargos de liderança são ocupados majoritariamente por homens brancos. Essa exclusão vai além da falta de representatividade, evidenciando também um apagamento histórico: suas vozes, dores e perspectivas raramente são consideradas nos debates teológicos e decisões litúrgicas.

A pesquisa feita pelo Datafolha, publicada por Simony dos Anjos na Carta Capital , afirma que as igrejas evangélicas são predominantemente femininas e negras, mas essa presença não se traduz em poder institucional (DOS ANJOS, 2023). Essa disparidade reforça um ciclo de exclusão, onde as mulheres negras seguem relegadas ao serviço comunitário, sem acesso a espaços de tomada de decisão.

Escuta como Ato Sagrado de Resistência

A escuta ocupa um papel central na prática teológica das mulheres negras. Mais do que um ato de empatia, a escuta é uma ferramenta política e espiritual que rompe com o silenciamento histórico. Compartilhar suas vivências permite que essas mulheres tenham suas experiências reconhecidas e validadas, criando um espaço de fortalecimento e aprendizado.

Além disso, a escuta desafia as posturas tradicionais, questionando a ausência de mulheres negras nos espaços de poder e ressignificando seu papel na vivência religiosa. Dessa forma, a escuta se torna um elemento de transformação, abrindo caminho para novas formas de espiritualidade e pertencimento.

Acolhimento como Espaço de Cura e Reexistência

Para que haja efetividade no acolhimento entre e das mulheres negras nas igrejas evangélicas, é importante que este,  fundamente-se  na dororidade e na construção de redes de apoio. Como afirma Vilma Piedade, “não é só sororidade, é Dororidade” (PIEDADE, 2017, p. 8). Esse acolhimento precisa ir além do apoio emocional: ele deve ser um ato de fortalecimento espiritual e político, ajudando essas mulheres a transformar a dor em resistência coletiva.

Caldeira (2022) aponta que o acolhimento entre mulheres negras desafia as estruturas raciais e patriarcais das igrejas, possibilitando a criação de novas formas de comunidade de fé. Esse processo de cura coletiva é essencial para tornar as igrejas mais inclusivas e equitativas.

Ressignificar a dor é um passo fundamental para as mulheres negras nas igrejas, pois lhes permite transformar experiências de marginalização em uma espiritualidade libertadora. Como destaca López (2015), “a identidade negra está ligada à pertença e ao compromisso de reconstruir a história compartilhada pelos ancestrais”.

Esse processo também se reflete na forma como as mulheres negras reinterpretam os textos bíblicos e as práticas litúrgicas. Ao ressignificar suas vivências, elas constroem uma teologia feminista negra que desafia as estruturas excludentes das igrejas e propõe novos modelos de liderança espiritual.

Arte e Dororidade: Expressão e Resistência

doridade também se manifesta na arte, um meio poderoso de expressão e ressignificação da dor. A experiência de dor das mulheres negras pode ser transformada em literatura, música, dança, artes visuais, e tantas outras formas livres e criativas de expressões artísticas criando espaços de cura e empoderamento coletivo.

A arte permite que essas mulheres compartilhem suas histórias, questionem narrativas racistas e reafirmem sua existência. Ao expressarem suas vivências por meio da arte, elas fortalecem sua identidade e constroem um legado de resistência e resiliência. Como destaca Piedade, a dororidade contém “as sombras, o vazio, a fala silenciada” (PIEDADE, 2017, p.18), e a arte é um instrumento para trazer essas experiências à luz.

Considerações Finais

A prática teológica das mulheres negras nas igrejas evangélicas brasileiras pode e deve ser um exemplo de resistência. A escuta, o acolhimento e a ressignificação da dor abrem caminhos para uma teologia transformadora que questiona e desafia as estruturas de opressão e propõe novas possibilidades de vivência espiritual.

Embora ainda sejam invisibilizadas em muitos espaços, essas mulheres têm promovido mudanças significativas nas igrejas evangélicas, transformando sua fé em um instrumento de empoderamento e justiça social. Como afirma López (2015), “a teologia feminista negra afirma que a experiência das mulheres é o ponto de partida da reflexão teológica”. Assim, a luta das mulheres negras vai além da busca pela inclusão — é um chamado à transformação tanto das igrejas evangélicas quanto da sociedade como um todo.

REFERÊNCIAS

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CALDEIRA, Cleusa. LEITURA BÍBLICA NA PERSPECTIV A DA MULHER NEGRA:: CONTRIBUIÇÕES PARA SUPERAR O RACISMO. Identidade!, v. 27, n. 1, p. 55-72, 2022.CALDEIRA, Cleusa; ARTUSO, Vicente. Sacerdotisas africanas no mundo bíblico. Leitura decolonial de Êxodo 4.24-26. Revista Estudos Feministas, v. 28, p. e61311, 2020.

CRENSHAW, Kimberlé. Documento para o encontro de especialistas em aspectos da discriminação racial relativos ao gênero. Rev. Estudos Feministas, v. 10, n. 172, p. 171-188,2002.

MENA LÓPEZ, Maricel. A Força da Solidariedade. O livro de Rute numa perspectiva negra e feminista. Rio de Janeiro: Koinonia, série Mosaicos da Bíblia, n. 20, 1995.

MENA LÓPEZ, Maricel. Bíblia e Descolonização: Apontes desde uma Hermenêutica Bíblica Negra e Feminista de Libertação. Mandrágora, v. 24, n. 2, p. 115-144, 2018.

MENA LÓPEZ, Maricel. Hermenêutica Bíblica Negra Feminista Latino Americana. 2003.

MENA-LÓPEZ, Maricel. Sou negra e formosa: raça, gênero e religião. Corporeidade, etnia e masculinidade, p. 29, 2015.

PIEDADE, Vilma. Dororidade. São Paulo: Editora Nós, 2017.

GRANT, Jacquelyn. White Women’ s Christ and Black Women’ s Jesus: Feminist Christology and Womanist Response. Atlanta: Scholars Press, 1989.

MORAES, Aza Njeri Viviane. Reflexões artístico-filosóficas sobre a humanidade negra.Ítaca, n. 36, p. 164-226, 2020.

TOWNES, Emilie. Womanist Ethics and the Cultural Production of Evil. New York: Palgrave Macmillan, 2007.

WILLIAMS, Delores S. Sisters in the Wilderness: The Challenge of Womanist God-Talk. Maryknoll: Orbis Books, 1993.

Aline Frutuoso

Economista e teóloga brasileira. Doutoranda em Ciências da Religião pela Pontifícia Universidade Católica de São Paulo. Integrante do Agar-Sociedade Teológica de Mulheres Negras. Ela escreve sobre teologia feminista negra, mulherismo e descolonização.

Las Mujeres y la Teología en Abya Yala

Desde una Perspectiva Mujerista.

Las mujeres han estado involucradas en el trabajo teológico desde el comienzo del cristianismo. Sin embargo, sus contribuciones han sido subestimadas o invisibilizadas en los espacios teológicos y académicos debido al estigma, la sospecha y los celos de un sistema patriarcal que ha dispuesto jerarquías en las cuales la mujer no es vista como igual. A pesar de la invisibilidad impuesta, las mujeres han guiado su labor teológica desde sus propios contextos, respondiendo a las necesidades de sus comunidades y encarnando una teología que es real, experiencial, accesible y profundamente mujerista. Su compromiso con desarrollar una teología de la encarnación y su profunda creencia en la resurrección del mensaje de esperanza de Jesús han sido esenciales para moldear una teología que interpreta la tradición y responde a la vida cotidiana.

Las mujeres teólogas se apoyan en sus experiencias diarias como abuelas,madres, tías, hermanas e hijas. Su teología trasciende los límites académicos, enraizándose en una profunda espiritualidad en comunidad. Las comunidades de base de fe, informadas por las reflexiones de estas mujeres, han integrado perspectivas teológicas en conversaciones alrededor de la mesa de la cocina, en los desafíos de la maternidad y la crianza, en la resistencia contra la pobreza y la violencia dentro de la familia como en la sociedad, en las luchas de la migración forzada en busca de un futuro mejor, en las prácticas espirituales ancestrales de esperanza y en la sabiduría que surge de las resistencias generacionales por vivir bien, vivir bonito. 

Nosotras las mujeres hemos establecido comunidades, colectivos y redes de esperanza y resiliencia, al tiempo que han ampliado su comprensión del Evangelio para incluir la interseccionalidad que acontece a la Mujer por su sexo, por su acceso educativo y económico, por su color de piel y su herencia ancestral que es base de su identidad la cual engendra un senti-pensar y corazonar profundo de la relación con Dios.

Para la generación venidera de mujeres, nos encontramos en un tiempo en el que nosotras hemos trazado un camino significativo en las reflexiones teológicas arraigadas en nuestras experiencias cotidianas y en las que las comunidades de fe, son las que promueven y fortalecen estas experiencias. 

Es importante reconocer que las contribuciones de las mujeres como teólogas han enriquecido nuestra comprensión de la fe y han transformado la Iglesia y las comunidades creyentes en entornos más inclusivos y diversos, dedicados a elevar a quienes han sido históricamente marginadas, por eso debemos de seguir abriendo camino desde dentro para irradiar el mensaje hacia fuera. De esta manera, el trabajo teológico de las mujeres es tanto nutritivo como generativo. encarnando los principios de la teología de la liberación que está estrechamente entrelazada con la vida, el compromiso y la esperanza en comunidad.

En la foto de portada aparecen Ana María Jara, Yenny Delgado, Luzmila Quezada e Irma Espinoza, amigas y teólogas peruanas.

Este texto fue publicado originalmente en AETH https://aeth.info/wp-content/uploads/2025/03/MUJER-TEOLOGIA-Eng-March-9.pdf (8 de marzo de 2025)

Yenny Delgado es psicóloga y teóloga peruana. Candidata doctoral en Psicología de la Religión en la Universidad de Lausana. Convocante de Mujeres Haciendo Teología en Abya Yala. Fundadora y directora de PUBLICA, una organización que facilita diálogos, encuentros y un espacio que amplifica las voces de las mujeres desde perspectivas decoloniales y de liberación.

Los cuerpos femeninos crucificados a causa del conflicto armado en Colombia

Por Claudia Chaurra

En el continente se viven realidades de pobreza, migración, violencia, desempleo corrupción, abusos, precariedad en ámbitos de salud, educación y en todo aquello que debe asegurar unas condiciones de vida digna. Los cuerpos en este contexto han sufrido las consecuencias de la injustica social en su mayor extensión, en especial los pueblos indígenas, campesinos y afro han vivido el mayor impacto de este mal encarnado.

En el caso particular de Colombia, en el año 2022, la comisión de la verdad presentó el informe final sobre el conflicto armado del País, en medio del discurso a cargo de Francisco de Roux se resaltó lo siguiente: “ Si hiciéramos un minuto de silencio por cada una de las víctimas del conflicto armado, el país tendría que estar en silencio durante 17 años”, es decir es una historia manchada de sangre, de impunidad e indiferencia, porque viendo lo que pasaba, se permitió que continuara la barbarie.

Más que cifras de las víctimas del conflicto, fueron rostros concretos, de campesinos, indígenas, de hombres, de mujeres, de niños, de jóvenes, que pagaron con su propia vida un precio muy alto. Una de las publicaciones entregadas por la comisión, tiene como protagonistas las experiencias de mujeres en el contexto del conflicto armado. Al pasar las páginas se leen los testimonios de mujeres que más allá del sufrimiento, hablan de sus esperanzas y sus anhelos de cambio para poder vivir en paz. La verbalización de estos hechos, tienen como función, romper el silencio, para redimirlos y luchar por su resurrección.

Estas mujeres fueron doblemente heridas: por el conflicto armado y por la sociedad que, aun viendo su dolor y sufrimiento, las condenó al olvido y a la impunidad, a esto se refiere el documento. Y… ¿Quiénes fueron estas mujeres? Como allí lo expresan: fueron mujeres de diferente edades, etnias, de distintas regiones del país, trabajadoras, amas de casa, lideresas, que experimentaron un profundo sufrimiento y enorme perdidas (cfr,. Comisión de Verdad y Memoria de Mujeres Colombianas, 2022,  p13), por ello, se habla de un doble circulo de confirmación de la violencia: La minusvalorización de las mujeres que permite la agresión con la que se ejerce el control sobre sus vidas y del funcionamiento social en que se da un normalización de la violencia y un silenciamiento de la misma ya sea porque no se visualiza o que se debe se teme a denunciarlo debido a que se estigmatiza y culpabiliza a las mujeres víctimas de la violencia. (cfr, p 20).

En el documento: “Guía para la pedagogía del volumen mi cuerpo es la verdad.” sección mujeres (2022), se exponen las siguientes cifras que reflejan este flagelo:  

  • Víctimas de desplazamiento forzado 7.760.771, 4.031.539 Mujeres.
  • Las mujeres indígenas que contaron su historia a la Comisión reportaron desplazamiento forzado en el 31,6 %  de los eventos de violencia; amenazas, en el 18,8%; violencias sexuales, en el 7,2%; y despojo, en el 3,21%.
  •  El 68,53% del total de mujeres víctimas que dieron su testimonio a la Comisión de la Verdad son campesinas.
  • De acuerdo con el Registro Único de Víctimas (RUV), en Colombia al menos 32.446 personas han sido víctimas de actos en contra de la libertad y la integridad sexual. Las mujeres y niñas son el 92 % del total de víctimas.
  • Las violencias sexuales y reproductivas se exacerbaron en el período de mayor degradación de la guerra entre 1996 y 2007. La mayor parte de las violencias reproductivas se cometieron al interior de los grupos armados. Las FARC en algunos de sus bloques impusieron la planificación y el aborto para las combatientes.
  • La Comisión identificó 173 violaciones de DDHH a mujeres que, en el momento de los hechos, ocupaban algún cargo político o eran funcionarias públicas. Fueron blanco de amenazas, persecuciones y homicidios.

Estos cuerpos en medio del conflicto, vivieron la inclemencia de la violencia, ya fuera física, sexual o psicológica, llevándolas a sentirse sin valor, sin rumbo y sin esperanzas; fueron  niñas, jóvenes, adultas y ancianas que sintieron que su cuerpo era un campo de guerra, sintieron cómo la muerte las rondaba, se sintieron señaladas, perseguidas, con miedo, pensaron quizá merecían esa realidad y que eran culpables de lo que les ocurría. Sufrieron en silencio, lloraron sin consuelo, enterraron sus muertos, perdieron sus tierras y dañaron sus sueños.

Algunas narrativas que permiten ampliar nuestra visión al respecto, son las siguientes:

  • “Había mucha corrupción, robos, infidelidades, estropeo de mujeres, robos de gallinas,  violaciones;  en ese tiempo una mujer no podía salir a hacer una diligencia,  mejor dicho  solo por fuerza mayor,  porque si alguien salía se reunían 10 o 20 hombres para abusar de ella. Nosotros le llamamos a esto “vaca muerta”. ¿A dónde se iba a quejar la pobre mujer? a ninguna parte, todo lo aguantaba” –Entrevista 140 VI-00095 mujer mestiza, ama de casa.
  • “Las mujeres tenían que estar en sus casas a cierta hora, ellos no querían ver mujeres en los billares, en discotecas. Una mujer infiel, podía ser asesinada en ese momento (…) todas bajo este tipo de regulación de la vida de las mujeres, eran castigadas” Entrevista 203 PR00198, mujer investigadora psicóloga.
  • “Yo quiero terminar con esta historia que me hace tanto daño. Primero que todo fui abusada a los seis años por un pariente de mi mamá. Era la más pequeña y siempre abusaban de mí. A los 15 años tomé la peor decisión de mi vida: Me fui de la casa y conocí al padre de mis hijos… A los 18 quedé en embarazo de mi primer hijo y todo ese tiempo fue maltrato, intentos de homicidio hacia mi y hacia mis hijos. Sufrí mucho.” – Entrevista 070- VI-00041 Mujer indígena nasa, empleada doméstica.

Esta dura realidad y otras narrativas que no se alcanzan a compartir en este escrito, representan las heridas de este mal encarnado en la historia, que muestra una vez más como los cuerpos femeninos han estado a merced de estructuras de poder, que oprimen y condenan a la soledad y muerte. Sin embargo, es muy significativo ver cómo la esperanza repunta, y cómo aquellas que se exiliaron de sí mismas y caminaron a oscuras sin tener a donde ir o a quién llamar, encontraron en otros cuerpos femeninos miradas y brazos sororos que las sostuvieron y animaron a continuar. El sufrimiento en común, hizo posible su encuentro, constituyéndose así, como portadoras y protectoras de vida, que acogen y defienden la misma, sea cual sea la circunstancia. En este sentido es muy coherente Margot Bremer, al afirmar que “un pueblo que sufre la pasión de muerte, despierta en la mujer la pasión por la vida”.

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Claudia Lorena Chaurra Romero. Teóloga colombiana. Vive y escribe desde  Cali- Colombia. Es licenciada en filosofía y ciencias religiosas, con maestría en teología latinoamericana por la Universidad Centroamericana ‘José Simeón Cañas’ (UCA) .

Mulheres fazendo Teologia na África

As 10 teólogas africanas que você precisa conhecer

Por Yenny Delgado e Aline Frutuoso

Nos estudos teológicos contemporâneos, a voz e o impacto das teólogas africanas têm sido fundamentais na redefinição de paradigmas religiosos e éticos em todo o mundo. Suas contribuições não apenas enriquecem a teologia com perspectivas historicamente marginalizadas, mas também desafiam e transformam as estruturas de poder dentro das comunidades de fé.

O trabalho teológico das mulheres visibiliza e denuncia, bem como investiga e ensina em favor da justiça social para compreender as intersecções entre práticas espirituais, construções de gênero, sexo, etnia e justiça social, que se entrelaçam para aprofundar e enriquecer a reflexão teológica das mulheres.

A seguir, apresentamos as 10 teólogas africanas mais inspiradoras. Cada uma delas não apenas ampliam o cânon teológico, como também motivam e capacitam a uma nova geração de acadêmicas e crentes a pensar criticamente sobre o fazer teológico das mulheres no seio da igreja e da sociedade.

  1. Mercy Amba Oduyoye (Gana)

Mercy Amba Oduyoye, nascida em Gana em 1933, é uma acadêmica, teóloga e ativista conhecida como a “mãe das teologias das mulheres africanas”. Foi educada nas escolas metodistas e depois estudou na Faculdade de Tecnologia Kumasi. Fez seu mestrado em Teologia Sagrada na Universidade de Cambridge. Oduyoye foi a primeira mulher na África a ter um título universitário em Teologia e com esta formação ensinou em diversas universidades na África, como Cidade do Cabo e Nairobi. Além disso, foi professora visitante na Universidade de Gana e em instituições nos Países Baixos, África do Sul e Estados Unidos.

Éfundadora do Círculo de Teólogas Africanas e diretora fundadora do Instituto de Mulheres na Religião e Cultura do Seminário Teológico Trinity em Legon, Gana. Alcançou avanços significativos nas discussões teológicas e éticas contemporâneas. Mercy, é uma teóloga influente na compreensão da espiritualidade africana e na defesa dos direitos das mulheres.

Publicações:

 “Contas e fios: reflexões de uma mulher africana sobre o cristianismo na África.”.

  1. Musa W. Dube (Botsuana)

Musa W. Dube é uma acadêmica, teóloga e ativista de Botsuana. Ela obteve seu doutorado em Novo Testamento pela Vanderbilt University em Nashville, Estados Unidos. Musa é professora de Novo Testamento na Universidade do Botswana e é amplamente reconhecida pelas suas contribuições à teologia feminista e pós-colonial. O seu trabalho sobre a interpretação bíblica a partir de uma perspectiva africana tem sido influente em ambientes acadêmicos e práticos. Ela é a coordenadora geral do Círculo de Teólogos Africanas Preocupadas. As suas contribuições para a descolonização da teologia e a sua defesa da justiça de gênero fizeram avanços significativos nas discussões teológicas e éticas contemporâneas. Vencedora do Prêmio Gutenberg Ensino (2017) da Universidade Gutenberg, Alemanha.

Musa trabalha arduamente e consistentemente na intersecção de gênero, raça, etnia e ideologia colonial e no seu impacto na produção e uso de textos bíblicos na história. Explorou formas de ler a Bíblia para uma resposta eficaz no contexto do VIH/SIDA, integrando o género e desafiando as instituições teológicas a reverem o seu currículo. Ele é um membro ativo da Igreja Metodista Unida e da Sociedade de Literatura Bíblica.

Publicações:

“Interpretação Feminista Pós-colonial da Bíblia.” (Chalice Press, 2000)

“A Bíblia sobre HIV e AIDS: alguns ensaios selecionados.” (Scranton Press, 2008)

3. Isabel Apawo Phiri (Malauí)

Isabel Apawo Phiri é uma acadêmica, teóloga e ativista do Malawi. Obteve seu doutorado em Teologia pela Universidade de Cambridge, Reino Unido. Phiri é conhecida pelo seu trabalho em teologia feminista africana, estudos de gênero e justiça social no contexto africano. Ela trabalhou em diversas instituições acadêmicas e é amplamente reconhecida por suas contribuições à teologia e à defesa dos direitos das mulheres.

Ela é Secretária Geral Adjunta para Testemunho Público e Diaconia do Conselho Mundial de Igrejas. Professora de Teologia Africana e Reitora da Escola de Religião, Filosofia e Clássicos da Universidade de KwaZulu-Natal. Isabel é uma figura proeminente na teologia africana contemporânea e o seu trabalho tem sido fundamental para o avanço das discussões sobre gênero e religião na África.

Publicações:

“Mulheres africanas, religião e saúde: ensaios em homenagem à misericórdia” (Coeditora).

  1. Musimbi Kanyoro (Quênia)

Musimbi Kanyoro é um acadêmico, teólogo e ativista queniano. Ela obteve seu doutorado em Teologia Feminista pelo San Francisco Theological Seminary, Estados Unidos. Musimbi é reconhecida pelas suas contribuições significativas para a teologia feminista africana e pelo seu trabalho incansável na defesa dos direitos das mulheres e da justiça social. Ocupou posições de liderança em diversas organizações internacionais e continua a ser uma voz influente no campo da teologia e dos estudos de gênero.

Ela foi diretora executiva da Associação Cristã Mundial de Jovens Mulheres (YWCA) e secretária geral da Federação Luterana Mundial por vários anos. Ela tem sido uma figura chave na promoção da justiça de género e dos direitos das mulheres em contextos religiosos e seculares. Seu trabalho abordou questões críticas como saúde, direitos reprodutivos e empoderamento das mulheres.

Publicações:

“Apresentando a Hermenêutica Cultural Feminista: Uma Perspectiva Africana.”

  1. Oluwatomisin Olayinka Oredein (Nigéria)

Oluwatomisin Olayinka Oredein é uma acadêmica e teóloga nigeriana. Ela obteve seu doutorado em Teologia e Estudos de Gênero pela Duke University, Estados Unidos. Oredein é reconhecida pelas suas contribuições para a teologia feminista africana e pelo seu trabalho na intersecção de género, raça e religião em contextos africanos e diaspóricos. Ele lecionou em diversas instituições acadêmicas e é uma voz respeitada nos estudos teológicos contemporâneos.

Vencedora inaugural do Prêmio Notre Dame de Imprensa pelo seu livro: “A Teologia da Misericórdia Amba Oduyoye: Ecumenismo, Feminismo e Prática Comunal”. Recebeu o prêmio Louise Clark Brittan Endowed Docente de Excelência no Ensino. Ela abordou criticamente a teologia a partir de perspectivas mulheristas e pós-coloniais. Seu trabalho influenciou a compreensão de como as identidades raciais e de gênero afetam as práticas religiosas e teológicas.

Publicações:

“Teopoética em cores: abordagens incorporadas no discurso teológico”.

  1. Léocadie Lushombo (Congo)

Léocadie Lushombo é uma teóloga consagrada, membro da Instituição Teresiana. Ela obteve seu doutorado em Ética Teológica pelo Boston College, Estados Unidos, e possui vários mestrados em ética teológica, desenvolvimento sustentável e economia e desenvolvimento. A sua principal área de investigação é a ética cristã, com foco na teologia política, teologia descolonial e da libertação, economia católica e pensamento social, ética teológica africana e inculturação, não-violência e ética da paz justa. É consultora e formadora em questões de justiça, paz e gênero na África Central e em Abya Yala.

Publicações:

“Uma Ética Cristã e Africana da Participação Política das Mulheres: Vivendo como Seres Ressuscitados” (2023).

“Teologias das Mulheres Africanas” (2023).

  1. Kate Coleman (Gana)

Kate Coleman é teóloga e ministra. Ela nasceu em Gana e mudou-se para a Inglaterra, onde se tornou a primeira mulher africana a ser ministra batista credenciada e ordenada. Mais tarde, tornou-se a primeira mulher africana presidente da União Baptista (2006-2007).

Ele fundou a Next Leadership, uma organização dedicada ao desenvolvimento de liderança em diversas áreas e especialmente na igreja. Em 2017, ela foi reconhecida como uma das 20 líderes negras cristãs mais influentes do Reino Unido.

Publicações:

“7 pecados capitais das mulheres na liderança” (2010).

  1. Elizabeth W. Mburu (Quênia)

Elizabeth W. Mburu é uma teóloga queniana que ensina Novo Testamento e Grego na Internationale Leadership University, na África internacional University e na Pan África Christian University em Nairobi. Ele obteve um Mestrado em Divindade pela Escola Internacional de Teologia de Nairobi e um Mestrado em Teologia Sagrada pelo Seminário Batista do Noroeste. Concluiu seu doutorado em Novo Testamento no Southeastern Baptist Theological Seminary, nos Estados Unidos.

Atualmente é professora de Novo Testamento e Grego em diversas universidades de Nairóbi.

Publicações:

“Hermenêutica africana” (2019)

“Qumran e as origens da língua e simbolismo joaninos” (2010).

  1. Loreen Maseno. (Quênia)

Loreen Maseno obteve seu doutorado pela Universidade de Oslo, Noruega, em um programa acadêmico interdisciplinar que abrange estudos de parentesco, teologia e gênero. A sua investigação de pós-graduação concentrou-se em estudos etnográficos entre o povo Abanyole da zona rural do oeste do Quênia.

Ao regressar ao Quênia, se deparou com um acesso limitado às bases de dados online, mas o programa HRAF Global Scholars deu-lhe acesso a um extenso repositório de informação etnográfica e arqueológica, que utiliza para citações em publicações de investigação e para ministrar cursos de pós-graduação. Ela é professora sênior do Departamento de Religião, Teologia e Filosofia da Universidade Maseno.

Publicações:

“Mulheres nas religiões: patriarcado, feminismo e o papel das mulheres em religiões mundiais selecionadas” Oregón, EE. UU.: Wipf y Stock (2019).

  1. Teresa Okure (Nigeria)

Teresa Okure é uma freira católica nigeriana e a primeira africana a tornar-se membro da Companhia do Santo Menino Jesus. Ela é professora residente no Departamento de Teologia Bíblica do Instituto Católico da África Ocidental em Port Harcourt, Nigéria, onde leciona Novo Testamento e Hermenêutica de Gênero desde 1999. Ela obteve seu doutorado na Universidade Fordham e foi mencionada como possível candidata. para a nomeação de cardeal pelo Papa Francisco em 2013.

Reitora Acadêmica e Reitora de Assuntos Estudantis do Instituto Católico da África Ocidental. Membro de diversas associações teológicas e bíblicas nacionais e internacionais. Presidente Fundador da Associação Bíblica Católica da Nigéria. Estudioso bíblico reconhecido com inúmeras conferências proferidas.

Publicações:

Ela é coeditora da série de comentários bíblicos Texts @ Contexts (2010-) y Global Bible Commentary (2004).

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Aline Frutuoso

Economista e teóloga brasileira. Doutoranda em Ciências da Religião pela Pontifícia Universidade Católica de São Paulo. Membro do Movimento Evangélico Negro e da Rede Teomulher. Ela escreve sobre teologia feminista negra, mulherismo e descolonização.

Yenny Delgado

Psicóloga e teóloga peruana. É doutoranda em Psicologia da Religião na Universidade de Lausanne. É a organizadora do Mulheres Fazendo Teologia em Abya Yala e diretora da Publica Theology. Ela desempenha um papel fundamental na promoção de diálogos que amplificam as vozes das mulheres e promovem a reflexão mulheristas e descolonial.

Mujeres Haciendo Teología en África

Las 10 teólogas africanas que debes conocer

Por Yenny Delgado y Aline Frutuoso

En los estudios teológicos contemporáneos, la voz y el impacto de las teólogas africanas han sido fundamentales en la redefinición de paradigmas religiosos y éticos en todo el mundo. Sus contribuciones no solo enriquecen la teología con perspectivas históricamente marginadas, sino que también desafían y transforman las estructuras de poder dentro de las comunidades de fe.

El trabajo teológico de las mujeres visibiliza y denuncia, así como investiga y enseña en favor de la justicia social para comprender las intersecciones entre prácticas espirituales, construcciones de género, sexo, etnicidad y justicia social, que se entrelazan para profundizar y enriquecer la reflexión teológico de las mujeres.

A continuación, les presentamos a las 10 teólogas africanas más inspiradoras. Cada una de ellas no solo amplía el canon teológico, sino que también motivan y capacitan a una nueva generación de académicas y creyentes a pensar críticamente sobre el quehacer teológico de las mujeres en el corazón de la iglesia y sociedad.

  1. Mercy Amba Oduyoye (Ghana)

Mercy Amba Oduyoye, nacida en Ghana en 1933, es una académica, teóloga y activista conocida como la “madre de las teologías de las mujeres africanas”. Fue educada en las escuelas metodistas y luego cursó estudios en la Facultad de Tecnología Kumasi. Obtuvo su maestría en Teología Sagrada de la Universidad de Cambridge. Oduyoye ha sido la primera mujer en África en obtener un título universitario en Teología y con esta formación enseñó en diversas universidades en África, como Ciudad del Cabo y Nairobi. Además, ha sido profesora visitante en la Universidad de Ghana y en instituciones en los Países Bajos, Sudáfrica y Estados Unidos.

Es fundadora del Círculo de Teólogas Africanas y directora fundadora del Instituto de Mujeres en Religión y Cultura del Seminario Teológico Trinity en Legon, Ghana. Ha logrado avances significativos en las discusiones teológicas y éticas contemporáneas. Mercy, es una teóloga influyente en la comprensión de la espiritualidad africana y la defensa de los derechos de las mujeres.

Publicaciones:

 “Cuentas e hilos: reflexiones de una mujer africana sobre el cristianismo en África”.

  1. Musa W. Dube (Botsuana)

Musa W. Dube es una académica, teóloga y activista de Botsuana. Obtuvo su doctorado en Nuevo Testamento de la Universidad de Vanderbilt en Nashville, Estados Unidos. Musa es profesora de Nuevo Testamento en la Universidad de Botsuana y es ampliamente reconocida por sus contribuciones a la teología feminista y poscolonial. Su trabajo sobre la interpretación bíblica desde una perspectiva africana ha sido influyente en entornos académicos y prácticos. Es la coordinadora general del Círculo de Teólogas Africanas Preocupadas. Sus contribuciones a la descolonización de la teología y su defensa de la justicia de género han logrado avances significativos en las discusiones teológicas y éticas contemporáneas. Ganadora del Premio Gutenberg de Ensino (2017) de la Universidad de Gutenberg, Alemania.

Musa tiene una labor ardua y consistentemente en la intersección de género, raza, etnia e ideología colonial y su impacto en la producción y uso de textos bíblicos en la historia. Exploró formas de leer la Biblia para una respuesta eficaz en el contexto del VIH/SIDA, integrando el género y desafiando las instituciones teológicas a revisar su currículo. Es miembro activo de la Iglesia Metodista Unida y de la Sociedad de Literatura Bíblica.

Publicaciones:

“Interpretación feminista poscolonial de la Biblia”. (Chalice Press, 2000)

“La Biblia sobre el VIH y el SIDA: algunos ensayos seleccionados”. (Scranton Press, 2008)

3. Isabel Apawo Phiri (Malauí)

Isabel Apawo Phiri es una académica, teóloga y activista malauí. Obtuvo su doctorado en Teología de la Universidad de Cambridge, Reino Unido. Phiri es conocida por su trabajo en teología feminista africana, estudios de género y justicia social en el contexto africano. Ha trabajado en diversas instituciones académicas y es ampliamente reconocida por sus contribuciones a la teología y su defensa de los derechos de las mujeres.

Es Secretaria General Adjunta para Testimonio Público y Diaconía por el Consejo Mundial de Iglesias. Profesora de Teología Africana y decana de la Escuela de Religión, Filosofía y Clásicos de la Universidad de KwaZulu-Natal. Isabel es una figura prominente en la teología africana contemporánea, y su trabajo ha sido fundamental para avanzar en las discusiones sobre género y religión en África.

Publicaciones:

“Mujeres africanas, religión y salud: ensayos en honor a la misericordia” (Coeditora).

  1. Musimbi Kanyoro (Kenia)

Musimbi Kanyoro es una académica, teóloga y activista keniana. Obtuvo su doctorado en Teología Feminista en el Seminario Teológico de San Francisco, Estados Unidos. Musimbi es reconocida por sus importantes contribuciones a la teología feminista africana y por su incansable trabajo en defensa de los derechos de las mujeres y la justicia social. Ha ocupado cargos de liderazgo en varias organizaciones internacionales y sigue siendo una voz influyente en el campo de la teología y los estudios de género.

Fue directora ejecutiva de la Asociación Mundial de Mujeres Jóvenes Cristianas (YWCA) y, secretaria general de la Federación Luterana Mundial por varios años. Ha sido una figura clave en la promoción de la justicia de género y los derechos de las mujeres tanto en contextos religiosos como seculares. Su trabajo ha abordado temas críticos como la salud, los derechos reproductivos y el empoderamiento de las mujeres

Publicaciones:

“Presentación de la hermenéutica cultural feminista: una perspectiva africana”.

  1. Oluwatomisin Olayinka Oredein (Nigeria)

Oluwatomisin Olayinka Oredein es una académica y teóloga nigeriana. Obtuvo su doctorado en Teología y Estudios de Género en la Universidad de Duke, Estados Unidos. Oredein es reconocida por sus contribuciones a la teología feminista africana y por su trabajo en la intersección de género, raza y religión en contextos africanos y diaspóricos. Ha enseñado en varias instituciones académicas y es una voz respetada en los estudios teológicos contemporáneos.

Ganadora inaugural del Premio Notre Dame Press por su libro: “A Teologia da Misericordia Amba Oduyoye: Ecumenismo, Feminismo e Práctica Comunal”. Recibió el premio Louise Clark Brittan Endowed Docente de Excelencia en Ensino. Ha abordado críticamente la teología desde perspectivas mujerista y poscoloniales. Su trabajo ha influenciado la comprensión de cómo las identidades de género y raciales afectan las prácticas religiosas y teológicas

Publicaciones:

“Teo poética en color: enfoques incorporados en el discurso teológico”.

6. Léocadie Lushombo (Congo)

Léocadie Lushombo es una teóloga consagrada, miembro de la Institución Teresiana. Obtuvo su Doctorado en Ética Teológica en Boston College, Estados Unidos, y posee varias maestrías en ética teológica, desarrollo sostenible, y economía y desarrollo. Su área de investigación principal es la ética cristiana, con un enfoque en teología política, teología decolonial y de la liberación, economía y pensamiento social católico, ética teológica africana e inculturación, no violencia y ética de la paz justa. Es consultora y formadora en temas de justicia, paz y género en África Central y Abya Yala.

Publicaciones:

Una ética cristiana y africana de la participación política de las mujeres: vivir como seres resucitados” (2023).

“Teologías de las mujeres africanas” (2023).

7. Kate Coleman (Ghana)

Kate Coleman es teóloga y ministra. Nació en Ghana y se trasladó a Inglaterra, donde se convirtió en la primera mujer africana en ser ministra bautista acreditada y ser ordenada. Más tarde, se convirtió en la primera mujer africana presidenta de la Unión Bautista (2006-2007).

Fundó Next Leadership, una organización dedicada a desarrollar el liderazgo en diversos ámbitos y sobre todo en la iglesia. En 2017 fue reconocida como una de las 20 mujeres líderes cristianas negras más influyentes del Reino Unido.

Publicaciones:

“7 pecados capitales de las mujeres en el liderazgo” (2010).

8. Elizabeth W. Mburu (Kenia)

Elizabeth W. Mburu es una teóloga keniana que ejerce como profesora de Nuevo Testamento y griego en la International Leadership University, África International University y Pan África Christian University en Nairobi. Obtuvo una Maestría en Divinidad de la Escuela Internacional de Teología de Nairobi y una Maestría en Teología Sagrada del Seminario Bautista del Noroeste. Completó su doctorado en Nuevo Testamento en el Southeastern Baptist Theological Seminary en los Estados Unidos.

Actualmente es profesora de Nuevo Testamento y griego en varias universidades de Nairobi.

Publicaciones:

“Hermenéutica africana” (2019)

“Qumran y los orígenes del lenguaje y el simbolismo juaninos” (2010).

9. Loreen Maseno. (Kenia)

Loreen Maseno obtuvo su doctorado de la Universidad de Oslo, Noruega, en un programa académico interdisciplinario que cubre estudios de parentesco, teología y género. Su investigación de posgrado se centró en estudios etnográficos entre el pueblo Abanyole de la zona rural del oeste de Kenia.

Tras su regreso a Kenia, se enfrentó a un acceso limitado a bases de datos en línea, pero el programa HRAF Global Scholars le brindó acceso a un extenso depósito de información etnográfica y arqueológica, el cual utiliza para citas en publicaciones de investigación y para impartir cursos de posgrado. Es profesora titular del Departamento de Religión, Teología y Filosofía de la Universidad de Maseno.

Publicaciones:

“Mujeres dentro de las religiones: patriarcado, feminismo y el papel de mujeres en religiones mundiales seleccionadas”  (2019).

10. Teresa Okure (Nigeria)

Teresa Okure es una monja católica nigeriana y la primera africana en convertirse en miembro de la Compañía del Santo Niño Jesús. Es profesora residente del Departamento de Teología Bíblica del Instituto Católico de África Occidental en Port Harcourt, Nigeria, donde enseña Nuevo Testamento y Hermenéutica de Género desde 1999. Obtuvo su doctorado en la Universidad de Fordham y fue mencionada como posible candidata para el nombramiento de cardenal por el Papa Francisco en 2013.

Decana académica y decana de asuntos estudiantiles en el Instituto Católico de África Occidental. Miembro de varias asociaciones teológicas y bíblicas nacionales e internacionales. Presidenta fundadora de la Asociación Bíblica Católica de Nigeria. Reconocida biblista con numerosas conferencias impartidas.

Publicaciones:

Es Coeditora de la serie de comentarios bíblicos “Texts @ Contexts” (2010-) y “Global Bible Commentary” (2004).

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Aline Frutuoso

Economista y teóloga brasileña. Estudiante de Doctorado en Ciencias Religiosas en la Pontificia Universidad Católica de São Paulo. Miembro del Movimiento Evangélico Negro y de la Red Teomulher. Escribe sobre teología feminista negra, mujerismo y descolonización.

Yenny Delgado

Psicóloga y teóloga peruana. Es candidata doctoral en Psicología de la Religión en la Universidad de Lausana. Es convocante de Mujeres Haciendo Teología en Abya Yala y directora de Publica Theology. Escribe sobre teología publica, mujerismo y feminismo descolonial.

Mujeres haciendo teología en Asia

Las teólogas han reconocido desde hace mucho tiempo la necesidad de resaltar las experiencias de las mujeres y garantizar que sus voces sean escuchadas. Exponen las inconsistencias entre las enseñanzas sociales y eclesiásticas sobre los roles de las mujeres y las realidades de la vida cotidiana de las mujeres, enfrentando temas como el abuso, la violencia y la colonización.

A través de enfoques mujeristas y feministas, las teólogas desafían los sistemas opresivos y abogan por la justicia. Las teólogas asiáticas, en particular, han contribuido significativamente a estas reflexiones, ofreciendo perspectivas teológicas y bíblicas sobre liberación y diálogo interreligioso.

Si estás lista para profundizar en una exploración transformadora de la teología que confronta y desmantela las estructuras patriarcales y tradicionales centrados en occidente, estas siete teólogas asiáticas son una lectura esencial. Su trabajo teológico te provocará, desafiará e inspirará a repensar los límites teológicos tradicionales y adoptar una visión de la fe más justa e inclusiva.

Aquí las siete teólogas asiáticas cuyo trabajo debes leer:

1.     Kwok Pui-Lan (Hong Kong)

Kwok Pui-Lan, una figura destacada de la teología feminista y poscolonial asiática, es profesora de Teología Sistemática en la Escuela de Teología Candler. Tiene un doctorado de Harvard Divinity School y anteriormente ha enseñado en instituciones como Yale Divinity School y la Universidad China de Hong Kong.

La producción académica de Kwok avanza significativamente el discurso en la teología feminista y poscolonial, proporcionando perspectivas críticas que desafían los marcos teológicos tradicionales centrados en occidente. Su trabajo subraya la importancia de la teología contextual y el papel de las mujeres asiáticas en la remodelación de los estudios teológicos.

Libro: Introducción a la teología feminista asiática

Presenta los principios y metodologías de la teología feminista asiática. Entre sus obras notables se encuentran, Imaginación poscolonial y teología feminista y Las protestas de Hong Kong y teología política. Su investigación abarca la teología feminista, la teología poscolonial y la hermenéutica bíblica.

2.     Hisako Kinukawa (Japón)

Hisako Kinukawa es una teóloga japonesa con un Doctorado en Ministerio del Seminario Teológico de San Francisco. Enseña en la Universidad Cristiana Internacional, el Seminario Luterano y la Escuela de Graduados St. Paul. Kinukawa codirige el Centro de Teología y Ministerio Feminista en Japón.

Kinukawa ofrece una perspectiva única que combina la erudición bíblica con el pensamiento feminista contemporáneo, ofreciendo nuevas ideas sobre el papel y la representación de las mujeres en los textos bíblicos. Su trabajo es importante para cerrar brechas culturales e históricas y enriquecer la comprensión de las Escrituras desde un punto de vista feminista no occidental.

Libro: Las mujeres y Jesús en Marcos: una perspectiva feminista japonesa

Explora los encuentros entre las mujeres y Jesús en el Evangelio de Marcos, examinando estas interacciones a través del lente del cristianismo japonés contemporáneo. Este trabajo destaca los importantes riesgos que asumieron las mujeres que se acercaron a Jesús en una sociedad patriarcal y profundiza en cómo las respuestas de Jesús a estas mujeres reflejan la esencia liberadora del evangelio.

3.     Aruná Gnanadason (India)

Aruná Gnanadason tiene un doctorado en teología feminista y una maestría en literatura inglesa. De 1991 a 2009 dirigió el programa global sobre Mujeres en la Iglesia y la Sociedad para el Consejo Mundial de Iglesias en Ginebra y coordinó su programa “Justicia, Paz y Creación”. Participa activamente en el Movimiento de Mujeres Cristianas de la India y es la coordinadora nacional. Aruná destaca las intersecciones del patriarcado, las castas y el capitalismo global. Ella aboga por un cambio sistémico dentro de las estructuras de la iglesia y la sociedad. Su liderazgo y contribuciones académicas fomentan un discurso teológico más inclusivo y justo.

Libro: Con coraje y compasión: las mujeres y el movimiento ecuménico

En este libro Aruná  celebra las contribuciones de las mujeres en diversas esferas, incluida la iglesia y los movimientos ecuménicos. Aborda los persistentes desafíos y la violencia hacia las mujeres, pidiendo una visión teológica transformadora y una imaginación política para combatir la injusticia dentro del movimiento ecuménico.

4.     Chung Hyun Kyung (Corea del Sur)

Chung Hyun Kyung es una teóloga cristiana de Corea del Sur y es teóloga laica de la Iglesia Presbiteriana de Corea. Es profesora asociada de Teología Ecuménica en el Union Theological Seminary en Estados Unidos. Sus intereses incluyen las teologías feministas y ecofeministas, el diálogo interreligioso y la intersección de la enfermedad y la curación con la espiritualidad.

El trabajo de Chung se distingue por su innovadora integración de diversas tradiciones espirituales y sociales. Es conocida por su discurso en el Consejo Mundial de Iglesias en 1991, donde introdujo el concepto de “salim” (dar vida a las cosas) como base de su teología ecofeminista. Su enfoque interdisciplinario fomenta un diálogo dinámico entre el cristianismo y otras tradiciones religiosas, particularmente el budismo.

Libro: Lucha por volver a ser el sol: Introducción a la teología de las mujeres asiáticas

Se trata deun texto fundamental sobre la teología de las mujeres asiáticas. Refleja la síntesis que hace Chung de los movimientos populares globales, las tradiciones espirituales asiáticas y el análisis académico.

5.     Mary John Mananzan (Filipinas)

Sor Mary John Mananzan es una monja benedictina misionera de Filipinas, teóloga, autora y activista. Ha desempeñado varios cargos de liderazgo, incluido el de presidenta del St. Scholastica’s College y presidenta nacional de la Asociación de Superiores Religiosos Mayores de Filipinas. Cofundó GABRIELA, una federación de organizaciones de mujeres en Filipinas.

Sor Mary ha sido una formidable defensora de los derechos de las mujeres y la justicia social, integrando sus conocimientos teológicos con el activismo de base. Su liderazgo en movimientos contra la tiranía y la liberación de la mujer ha tenido un impacto significativo en la iglesia y la sociedad. El trabajo de Sor Mary incluye el desarrollo de una teología feminista asiática de la liberación, centrándose en las intersecciones de religión, género y justicia social.

Libro: Mujeres resistiendo la violencia: espiritualidad para la vida

Sor Mary es una de las seis editoras de esta colección de ensayos, que comprende la voz de mujeres teólogas que escriben sobre temas que impactan las vidas de las mujeres en la sociedad y en la iglesia, abogando y exigiendo justicia para las mujeres que sufren diferentes formas de violencia: violencia económica, militar, cultural, ecológica, psicológica y física.

6.     Rita Nakashima Brock (Japón)

Rita Nakashima Brock es una académica, teóloga y activista japonesa y estadounidense. Obtuvo su doctorado en Filosofía de la Religión y Teología de la Claremont Graduate University en California. Brock es la vicepresidenta senior de Volunteers of America y ministra comisionada de Discípulos de Cristo. Su trabajo sobre daño moral y teología feminista ha sido influyente en entornos académicos y prácticos. Sus contribuciones a la comprensión del impacto de la guerra en la salud mental de los soldados y su defensa de la justicia de género han logrado avances significativos en las discusiones teológicas y éticas contemporáneas.

Libro: Casting Stones: Prostitución y liberación en Asia y Estados Unidos

Con este libro Nakashima ganó el Premio de la Prensa Católica en Estudios de Género. Fue el primer trabajo en teología feminista que abordó el tema del trabajo sexual y la justicia. Co-autora con Susan Brooks Thistlethwaite.

7.     Grace Ji-Sun Kim (Corea del Sur)

Grace Ji-Sun Kim nació en Corea y se educó en Canadá, donde obtuvo su doctorado de la Universidad de Toronto. Es ministra ordenada en la Iglesia Presbiteriana (EE.UU.) y actualmente enseña teología en Earlham School of Religion.

Kim presenta el podcast Madang, que aborda conversaciones sobre cristianismo, religión y cultura. El Siglo Cristiano lo acoge. Además, es co-editora de la serie Palgrave Macmillan, “El cristianismo asiático en la diáspora“.

Libro: Cuando Dios se hizo blanco: Desmantelando la blancura para un cristianismo más justo

Kim examina las implicaciones históricas y teológicas de la descripción de Jesús y Dios como hombres blancos. El cristianismo, que tiene sus raíces en el antiguo oriente entre personas de piel más oscura, fue reinventado por los cristianos europeos que representaron a Jesús con piel clara, similar a los gobernantes imperiales. Kim explora cómo esta representación facilitó una postura colonialista dentro del cristianismo y sus dañinos impactos globales. Ella aboga por recuperar la realidad bíblica de un Dios no blanco ni de género y, según Kim, redescubrir a Dios como Espíritu conduce a una fe, una iglesia y un mundo más justos.

Las teólogas asiáticas han influido profundamente tanto en la teología asiática como decolonial. Sus trabajos desafían los marcos teológicos tradicionales y abogan por la justicia, la inclusión y el reconocimiento de diversas perspectivas culturales. Al abordar cuestiones como el patriarcado, el colonialismo y el racismo, estas teólogas pretenden desmantelar las estructuras opresivas dentro de las instituciones religiosas y la sociedad en general.

Las contribuciones colectivas de estas teólogas continúan inspirando y dando forma al trabajo teológico asiático. Ofrecen perspectivas críticas que desafían el status quo y allanan el camino para una teología más inclusiva y justa. Su legado es evidente en los diálogos continuos y las prácticas transformadoras dentro de los contextos académicos, eclesiales y sociales, fomentando una teología profundamente en sintonía con las voces y experiencias de las comunidades marginadas.

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Yenny Delgado

Psicóloga y teóloga peruana. Es candidata doctoral en Psicología de la Religión en la Universidad de Lausana. Es  convocante de Mujeres Haciendo Teología en Abya Yala y directora de Publica Theology. Yenny desempeña un papel fundamental en el fomento de diálogos que amplifican las voces de las mujeres y promueven la reflexión teológica desde las perspectivas mujerista y feminista decolonial.