La mentira de la “bendición blanca”

Por Yenny Delgado

Como resultado de las protestas pacíficas en todo el mundo, tras el violento asesinato de George Floyd, los líderes cristianos se ven obligados a abordar los problemas del racismo y la ideología de la supremacía blanca desde la iglesia. Para muchas congregaciones, la respuesta ha sido realizar una o todas de las siguientes acciones:

  1. Colocar una pancarta de “Black Lives Matter” frente al santuario;
  2. Promover la lectura de libros que revelen la historia del privilegio blanco y sus consecuencias en la sociedad, leyendo autores como Robin D’Angelo, Ibram X. Kendi y Michelle Alexander.
  3. Desarrollar espacios, aunque sea virtualmente, para discutir honestamente la historia, los eventos actuales y, con suerte, un futuro camino a seguir.

En una discusión, el pastor europeo-descendiente Louie Giglio de la mega iglesia Passion City de Atlanta tuvo una conversación con el rapero afroamericano Lecrae Moor y el director ejecutivo de Chick-fil-A, Dan Cathy. En esta discusión, dijo las siguientes palabras:  

“Pero quiero darle la vuelta porque creo que el otro lado es cierto con la historia de nuestra nación. Entendemos la maldición que fue la esclavitud, los blancos lo hacen, y decimos, ‘eso fue malo’, pero extrañamos la bendición de la esclavitud que construyó el marco para el mundo en el que viven los blancos”.

En esta frase, la teología del pastor es clara. Conectó la deshumanización de los demás a través de la esclavitud como una bendición. El pastor Giglio le recordó a su audiencia la verdadera atención de muchas iglesias y líderes cristianos cuando se trata de lidiar con los pecados del pasado. Además, su encuadre de la esclavitud como una “bendición” no es un concepto nuevo, sino que hace referencia a las opiniones originales de los europeos que llegaron a este continente. Al llegar, vieron la tierra como un nuevo comienzo y una oportunidad para vivir su fe y su pureza blanca. A principios de los años 1500, la mayoría de las personas que vivían en Europa eran agricultores pobres, sin educación, y que vivían bajo temor; para ellos las colonias en América representaban una oportunidad para reiniciarse en “tierra virgen”. En el libro “Destino manifiesto” Anders Stephanson dice:

“Cada actividad, personal y comunitaria, era irreductiblemente parte de la guerra santa contra Satanás y los infieles. La aristocracia de los santos tuvo que trabajar sin cesar en este momento crítico para hacer que el mundo actual fuera tan solemne y gloriosamente cristiano como podría ser. Un resultado era poner gran énfasis en la pureza de la comunidad, en determinar siempre quién estaba adentro y afuera, en eliminar la desviación “.  

Los cristianos habían construido una imagen de Dios, quien los bendijo para mantener la pureza y no mezclarse con los demás era obedecer. Después de eliminar a las poblaciones nativas a través de un genocidio orquestado, los europeos comenzaron a esclavizar a los africanos para trabajar la tierra. Los esclavos formaron principalmente la columna vertebral económica de la colonia y condujeron al desarrollo del capitalismo moderno y la riqueza en torno al comercio del algodón. Como explicó Sven Beckert: ¨este negocio aumentó la riqueza y los recursos. Debido al crecimiento económico, las iglesias comenzaron a florecer, y llegaron nuevas denominaciones y crecieron junto con el crecimiento de la esclavitud¨.

Las denominaciones eclesiales crecientes en todo el país estaban vinculadas con la objetivación de los africanos a través de la esclavitud. Como se informó en una auditoría del Seminario Teológico de Princeton y su interacción con la esclavitud en 2019: “varios de sus fundadores y líderes prominentes participaron en la esclavitud e incluso emplearon mano de obra esclavizada”. 

La esclavitud de personas con piel oscura era una regulación codificada por la ley y apoyada por un texto teológico de las maldiciones del Antiguo Testamento donde se practicaba la esclavitud. Después de la independencia, algunas denominaciones, como los cuáqueros, hablaron en contra de la esclavitud, pero la mayoría de las iglesias eligieron abordar solo “asuntos espirituales” y se concentraron en mantener el sistema. 

La Dra. Yolanda Pierce, decana de la Escuela de Divinidad de la Universidad de Howard, afirma: “Gran parte de la identidad cristiana estadounidense primitiva se basa en una teología de la esclavitud. Desde el nombramiento de los barcos de comercio de personas esclavizadas hasta quién patrocinó algunos de estos viajes, algunas de las iglesias están incluidas”. 

Ahora, en junio del 2020, un pastor “cristiano” una vez más propone formular esa idea de la esclavitud, como un beneficio general para la “gente blanca”. De hecho, tiene razón en que, mediante la deshumanización y el asesinato, uno puede llegar a ser extremadamente rico y construir una sociedad desigual. Esta es la historia de los descendientes europeos en los Estados Unidos. Sin embargo, como cristianos, no debemos jugar con palabras como bendición o privilegio. 

La forma en que la iglesia apoyó a construir un país supremacista blanco basado en el racismo anti-negro es el PECADO BLANCO. ¿Cuándo cambió y se arrepintió la iglesia cristiana en los Estados Unidos por este pecado? En la imaginación de la iglesia, todos son bienvenidos, pero en el papel, la teología está atrapada en el pasado. Tal como dice el pastor Giglio: “no es un privilegio blanco, sino una bendición blanca”.

Si las iglesias y congregaciones realmente esperan tener una conversación real sobre la protesta en curso en la calle, se necesitarán más que unos pocos libros, manifestaciones y el encuadre de la esclavitud como un beneficio blanco. Como primer paso, la iglesia necesita reprender verdaderamente las acciones pecaminosas de este país y los antepasados ​​en acciones que están en completa oposición al Evangelio.

Esto se hace a través de un arduo trabajo de leer la historia y luego buscar el diálogo y el arrepentimiento genuino para con aquellas comunidades que han sido afectadas negativamente por las políticas y leyes para beneficiar a los blancos. Para la iglesia y los cristianos, estas verdades duras deberían conducir a un cambio sistémico. Y, si no, entonces quizás estos lugares no sean iglesias realmente sino clubes sociales donde los blancos disfrutan reuniéndose el domingo por la mañana.

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Yenny Delgado

Psicóloga social, teóloga y analista político. Ella escribe sobre la interseccionalidad entre política, fe y resistencia. Puedes seguirle en twitter @yennydc

¿Se ha implementado la ideología de la supremacía blanca en América “Latina”?

Por: Yenny Delgado 

Comenzando con la llegada de Colón en 1492, los reinos europeos aterrorizaron al continente americano, reduciendo y controlando a la población original a través del asesinato y la propagación de enfermedades nuevas en el continente. América fue dividida por unos pocos reinos: España, Portugal, Francia e Inglaterra. Como si fuera un pastel.

El terror, la expropiación y la colonización de América se dieron en base a una ideología de supremacía blanca y deseos de tener no sólo tierra sino riqueza. A pesar de que la gran mayoría de los migrantes europeos escapaban de la pobreza y la opresión de un sistema feudal al llegar a América, asumieron un manto de superioridad y ejecutaron las peores maldades, las cuales Dios ha sido testigo a cabalidad a lo largo de la historia de la humanidad. 

Esta ideología de la supremacía blanca se construyó en base de que el robo, el genocidio y el esclavismo era totalmente justificado. Los individuos no blancos debían ser sujetados por un grupo superior, afectando drásticamente toda relación humana.

En todo el continente, los europeos secuestraron y esclavizaron no sólo a la población nativa americana, sino que también esclavizaron africanos que fueron transportados por el Atlántico de manera inhumana para luego ser vendidos en diferentes puertos del continente.

Durante siglos se saqueó una cantidad de riqueza sin precedentes que transformó a Europa en una de las regiones más avanzadas y prósperas del mundo, mientras que al mismo tiempo con la independencia de América se construyen nuevos gobiernos que decidieron mantenerse en el poder con la misma ideología de superioridad, así tenemos a Estados Unidos, Canadá, República Dominicana, Cuba, México, Brasil, Venezuela, Colombia, Argentina, Perú, entre otros países. La población nativa americana quedó despojada de su tierra y la población africana sin justicia tras cientos de años de trabajo forzado y sin remuneración. Otros fueron lo que se beneficiaron de su trabajo.

Durante los últimos años, los descendientes de la población africana han buscado mantener viva su historia, su lucha por la abolición de la esclavitud y por ser aceptados en las nuevas repúblicas ha sido constante. Por otro lado, la población nativa americana y sus descendientes en lugar de unir fuerzas y levantarse contra la opresión, muchos han aceptado el término “latino” y han decidido voltear la cara cuando ocurre la discriminación por el color de su piel, demostrando que el blanco tiene un lugar privilegiado en el país por ser los libertadores, forjadores de la republica y dejando sepultada la maldad con la que ejercieron su supremacía.

Debemos reconocer honestamente que nuestras comunidades han sido impactadas por la ideología supremacista blanca. En las formas en que nos han enseñado a buscar nuestras raíces europeas y sepultar las raíces de nuestros ancestros, con las cuales muchos hemos crecido, siempre prefiriendo tener una piel más clara y unos rasgos perfilados, anhelando siempre parecernos más al colonizador europeo.

En Estados Unidos, los blancos que hablan español o portugués aún reciben beneficios estructurales de la misma ideología supremacista blanca. Específicamente, reciben protección policial, mejores escuelas y mejores trabajos, al igual que los blancos que hablan inglés.

El hecho de que el primer idioma de alguien sea el español o el portugués, no significa que el individuo no practique ni se beneficie de la ideología supremacista blanca. Vivimos bajo el mismo sistema y tenemos un trabajo pendiente por hacer.Conocer nuestra historia nos debe ayudar a comprender que:

-La ideología de la supremacía blanca se impuso e implementó en todas las colonias europeas. A pesar de la independencia, las nuevas repúblicas continuaron regulando la vida basada en el color de piel.

-La lucha de la población afrodescendiente desde que fueron raptados en África y luego vendidos como una propiedad en las colonias americanas siguen clamando por justicia.

-La población originaria de América y sus descendientes aún luchan por ser tratados como ciudadanos, con los mismos derechos y oportunidades. La colonización todavía causa dolor.

-Los descendientes de europeos que emigraron al continente americano, sea que hablen español, portugués, francés o inglés siguen creyéndose superiores en comparación a la población nativa y afrodescendiente. La población considerada blanca en América tienen en común el mismo “pecado original” heredado de sus ancestros colonizadores por 527 años.

Es hora de quitar la estatua de la “conquista” y desmantelar la ideología supremacista blanca de raíz. A medida que el mundo se despierta de la época de la colonia, también debemos usar este momento de reflexión para completar nuestra liberación y reclamar la opresión sistémica y la discriminación basada en el color de la piel. Esta lucha debe ser continental.

Reconocer ésta dolorosa historia permitirá construir un futuro diferente, por lo cual los errores del pasado deben corregirse y permitir un cambio estructural de las leyes que la sostienen. El primer paso está ahora en las calles con miles de jóvenes pidiendo justicia.

COVID-19 visibiliza la desigualdad en Estados Unidos


Por Yenny Delgado

Para enfrentar COVID-19, los gobiernos de todo el mundo comenzaron a cerrar fronteras, detener vuelos y colocar a los militares en la calle para obligar a las personas a guardar cuarentena. Estos esfuerzos no fueron suficientes en Estados Unidos porque el virus ya había llegado; ninguna cantidad de fuerza militar detendría su propagación. El coronavirus ya había llegado al continente, cruzado los vastos océanos, y no provenía de inmigrantes o refugiados empobrecidos, sino de individuos que habían viajado a Europa y Asia de vacaciones o por negocios en aviones y cruceros.

Actualmente, en los Estados Unidos, más personas han muerto a causa de la pandemia que en las guerras de los últimos 50 años. Hasta el martes 9 de Junio, se registra  que el virus ha cobrado la vida de más de 111,620 personas y 1 millón 971, 302  personas han sido infectadas de COVID- 19 según el Centro de Recursos de Coronavirus de la Universidad Johns Hopkins.

COVID-19 expone la desigualdad en el país

Al inicio, hace sólo seis meses, la narrativa en los medios era nos enfrentábamos a un virus que no discrimina. Toda la humanidad era susceptible a la infección, independientemente de su género o etnia. Un sentimiento de que estábamos todos por primera vez frente a un “gran equalizador”. Sin embargo, las personas en pobreza, con enfermedades respiratorias, ancianos comenzaron a notar que no todo era igual. Aunque todos estábamos en el mismo barco, no todos estaban en el mismo nivel. Las comunidades empobrecidas, así como las afroamericanas, nativas americanas y migrantes, estaban comenzando a ver los impactos de la muerte cara a cara.

Los reportes de las muertes comenzaron a mostrar la disparidad, los primeros datos que surgieron del epicentro del virus en la ciudad de Nueva York, expusieron que los internamientos y necesidad de ventiladores eran mayoritariamente para afro-americanos, según lo informado por el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades. COVID-19 exacerbó las situaciones críticas en las poblaciones minoritarias y las comunidades que aún sufren los impactos de la política discriminatoria  del gobierno de Estados Unidos.

COVID-19 mostró su rostro de muerte, enfocándose principalmente en los ancianos y en las comunidades que se consideraban “trabajadores esenciales”. Al instante, los médicos y enfermeras que trataron a los pacientes fueron aclamados como héroes, mientras que, lentamente, el país comenzó a ver que todas las personas obligadas a trabajar no eran necesariamente héroes, sino que se sacrificaban para que el país pudiera continuar “abierto”. Los conductores de autobuses, los trabajadores de las tiendas de comestibles, los empleados de gas, los trabajadores agrícolas, los procesadores de carne, los trabajadores de fábricas y los empleados de comidas rápidas conforman algunas de las personas menos remuneradas en la economía del país. Sin embargo, los individuos en estas profesiones estaban en primera línea en términos de exposición al virus y riesgo. En una sociedad capitalista como es Estados Unidos, las mismas personas que trabajaron de 12 a 14 horas son las mismas que viven cheque por cheque; ganan menos de lo que necesitan para pagar el alquiler, la comida, los suministros, etc.

Priorizar la riqueza sobre la salud

Con el número de personas infectadas creciendo diariamente en el país, la tensión en la infraestructura y personal médico es realmente escasa. La falta de equipos de protección personal, ventiladores y materiales necesarios ha puesto de relieve directamente la grave falta de fondos y la naturaleza privada de la cobertura de salud en el país. Sin embargo, lo que no está claro es si las personas entienden que no hay un sistema público de salud en Estados Unidos. A diferencia de los países más pobres del mundo que tienen cobertura básica de salud pública, la mayoría de las personas en los Estados Unidos tienen planes privados.

Los y las ciudadanas de este país pagan primas mensuales a empresas privadas y organizaciones de gestión de la salud para proporcionar su cobertura. La incapacidad de proporcionar cobertura básica pública tiene una larga historia de discusiones entre apoyo y rechazo. Entre tanto el libre mercado se benefició de los temores al socialismo, populismo y otros programas que claramente mostraban sus bases racista de dar asistencia a una población históricamente discriminada en el país que es a la vez la más empobrecida y la que no puede acceder al seguro privado.

A medida que la pandemia crece en su número de infectados, los informes del gobierno mostraron una falta de preparación para la crisis que se avecina, la desesperación por la pérdida de vidas quedo a segundo plano, para mostrar realmente preocupación por las caída de la economía que significaba el alza en desempleo, desde principios de marzo se pasó del 5% de desempleo al 20%. Las pérdidas económicas de un país que produce servicios quedo paralizada con una cuarentena que poco a poca va perdiendo razón dentro del corazón de un país capitalista.

La respuesta de lo gobernadores de Estados no se hizo esperar, un claro ejemplo ha sido el teniente gobernador de Texas a declarar: “Aquellos de nosotros que tenemos más de 70 años, nos ocuparemos de nosotros mismos. Pero no sacrifiquemos el país “.La súplica apasionada de reiniciar la economía, a riesgo de aquellos que son mayores o médicamente vulnerables, muestra de primera mano cómo la clase gobernante del país ve a los gobernados, objetos que se utilizarán para el crecimiento y el beneficio de la economía.

Entonces, en forma de salvar la economía, se comenzaron a firmar el más grande ¨Bill¨ que seria la vacuna rápida que necesita la economía para salvarse, la inyección de dinero a grandes empresas, negocios y universidades ha recibido nuevamente con aplausos. Mientras tanto, cada 12 minutos en la ciudad de Nueva York, muere una persona de COVID-19.

El racismo emerge una vez más

Si bien la mayoría de los países del mundo tiene órdenes de refugiarse cuarentenas obligatorias para controlar el virus, pequeños segmentos en Estados mayoritariamente blancos creían que las medidas afectaban sus libertades y derechos. Alentados por los discursos de Trump de abrir la economía, o que COVID – 19 realmente no era tan grave, los manifestantes principalmente blancos, adornados con la parafernalia ¨Make America Great Again¨ (un sello distintivo de la Campaña Presidencial 2016 de Donald Trump) protestaron contra las órdenes que fueron diseñadas principalmente para garantizar su seguridad y la de los demás. Las protestas fueron una mezcla de simpatizantes del presidente, entusiastas de los derechos de armas y activista del Tea Party. En Michigan, los manifestantes armados violaron las normas de distanciamiento social para protestar en una clara yuxtaposición de cómo los hombres blancos pueden portar armas en contradicción con lo que sucede en el país en otras protestas, donde los agentes de policía arrestan a personas negras por protestar pacíficamente.

Para retratar el control y la autoridad, el presidente Trump comenzó a tener sesiones informativas diarias de prensa COVID-19 pero a menudo se convirtieron en discursos racistas y ofensivos contra china, con una notable falta de comprensión de la pandemia y del virus, a un insensible desprecio por la vida:

-“No podemos permitir que la cura sea peor que el problema mismo”

-“La inyección de Clorox es posible para ayudar a combatir el virus”

-“Hicimos lo correcto. Todo lo que hicimos estuvo bien”

La realidad es que millones de hogares no pueden teletrabajar, y no trabajar es equivalente al hambre debido a la imposibilidad de pagar las facturas, el alquiler o la cobertura médica. Algunas personas pueden pensar que es porque el sistema está roto o manipulado. Sin embargo, el sistema funciona bien para unos pocos privilegiados, mientras que el resto de la sociedad se sacrifica por la economía. De hecho, los ricos se vuelven más prósperos como resultado de esta pandemia, mientras que los pobres se vuelven más pobres.

La desigualdad en los Estados Unidos no es nueva; de hecho, está arraigado en la fundación del país y a lo largo de más de 400 años de historia. Sin embargo, en momentos de crisis y pandemias, las sociedades tienen la oportunidad de reorientar y priorizar los valores, y la re-visualización de la desigualdad aquí puede conducir a un cambio real. Para que esto ocurra, debemos analizar honestamente no solo la respuesta actual del virus, sino también la estructuración de la sociedad. Durante décadas, el sistema económico del país ha seguido ampliando la brecha entre ricos y pobres. En esta situación ¿Qué esperanza podemos tener? El gobierno de Trump ha fallado y continuará haciéndolo mientras solo apoye corporaciones y líderes conservadores que apoyen su campaña de reelección en Noviembre, 2020.