Cosmovivencias nutridas en las fuentes ancestrales 

Por Sofía Chipana Quispe

Para muchos pueblos andinos el pasado tiene que ver con el amuyu, que es la comprensión de la vida, desde la que leemos nuestras historias transgresoras que buscaron una y otra vez, la sanación de los territorios tierras y los territorios cuerpos, pues comprendieron que sus cuerpos violentados por la imposición del sistema colonial tenían la posibilidad de incorporarse, invocando a las fuerzas vitales que hacen posible el restablecimiento del equilibrio y armonía en la Pacha, cosmos. 

Buscando hacer la conexión con la fuerza de la espiral como principio de vida, en estos tiempos se entretejen las espiritualidades con los hilos rotos y quemados, pues implica el despojo de lo impuesto y asumido de la religión colonizante. Aunque, se plantea la transformación religiosa en Los Andes, y desde las miradas sociales y religiosas son asignadas como parte de un proceso sincrético. Sin embargo, será pertinente considerar que tanto la extirpación y la sustitución que fueron métodos usados en la evangelización, “yuxtapuso una imagen sobre otra y se revirtieron los significados de la creencia de participación en la cosmología de origen”[i], por lo tanto, no se trata de un sincretismo como tal, pues mucho de lo que se considera como sincrético responde a prácticas religiosas del catolicismo popular. 

Por ello, más que formular la vigencia de religiones andinas y sincretismos, en diversas organizaciones de pueblos andinos se plantean el camino de las espiritualidades, haciendo la diferencia entre religión y espiritualidad, a fin de salir del tutelaje cristiano. Esos recorridos implican, como diría Gustavo Gutiérrez beber del propio pozo, que son las sabidurías ancestrales que aún se cultivan en los diversos pueblos andinos, como se evoca en la invitación profunda de un quipu (escrito inka basado en nudos): 

Cuando naces, eres una cuerda sin anudar,

eres Pacha (cosmos), totalidad tiempo y espacio,

el gran vacío se va llenando

de pequeños amarres

que van creciendo con tus palabras,

y tus faenas

y cada cierto tiempo debes realizar un Kuti (vuelta)

un enlace dentro de ti mismo

solamente así podrás volver a ser

el mismo que naciste[ii].

El fragmento de las palabras sabias anudadas por el kipukamoy (el que elabora y hace hablar los kipus), reconoce que, para estar en pleno vínculo con la ancestralidad, implica hacer un kuti, un retorno, hacía al taypi, el tiempo de la armonización donde la vida empieza a germinar, reconectándonos con la qamasa, la fuerza vital, para seguir siendo cosmos. 

Para muchos pueblos, el tiempo del Kuti, es “la inversión, la vuelta, regreso, restitución, retorno, revolución o transformación”[iii], por lo tanto, es la vuelta a un tiempo de pleno vínculo con el cosmos (Pacha), lo que para la cosmogonía Maya el 2012 ha sido el fin del quinto mundo, y el inicio de un ciclo nuevo que trae sus propias transformaciones, del mismo modo los pueblos andinos se sostienen en las narrativas de los fines y nacimiento de mundos, a fin de que la comunidad humana desate los nudos heredados en las relaciones desiguales y de dominación que se extienden hacía las otras comunidades de vivientes, provocando el desequilibrio en el cosmos. 

Se trata de un tiempo de sanación que procura restablecer el equilibrio y la armonía en el cosmos habitado, para seguir despertando a los diversos saberes y sabidurías desde la conciencia cósmica, pues hay realidades y situaciones que no se comprenden sólo desde los sentipensares humanos/as, se requiere la relación de mutualidad, de escucha y observación del ritmo de las otras y otros seres del Ayllu, como serán las montañas, cumbres nevadas, los ríos, los bosques, las lagunas, las semillas; o de los seres vinculadas a las fuentes vitales como el cóndor, el puma, la serpiente, la llama.

Sabidurías evocadas a su vez, en las resistencias que implicaron sublevaciones, en la que los/as líderes fueron vinculadas a las serpientes, denominadas como amarus o kataris, asociadas a las fuerzas telúricas, por lo que sus cuerpos desmembrados buscan reconstituirse en la organización y luchas de los pueblos andinos. 

Por otra parte, no se puede obviar las resistencias cultivadas por las mujeres, que incluso estando fuera de sus territorios de origen, se han negado a dejar sus identidades desde la recreación de los ropajes impuestos, conservando los idiomas, la alimentación, los tejidos, los rituales, el cuido de la vida, el vínculo con los territorios de origen, y que, desde el acuerpamiento con otras mujeres, sostienen los sentidos de su vida, de sus familias y sus comunidades. 


Sofía Chipana Quispe

Principal voz de la teología indígena en Abya Yala, valora la vida digna y sagrada con la tierra y el respeto por todas las formas de vida. Ha trabajado con redes dedicadas a la reflexión teológica y la articulación de saberes, sabidurías y espiritualidades. Es miembro de la Comunidad de Sabias y Teólogas Indígenas de Abya Yala y de la Comunidad Teológica Andina que fomenta el diálogo entre los pueblos andinos. 

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