“Ya está cerca venir aquel que nos va a explicar sin violencia ni gritos, paz para este mundo traerá”
Por Diego Ramos
“Profecías” es la canción de Vox Dei que a la fecha todavía repica como una advertencia ética para Argentina y América Latina. En un tiempo donde se suman cada vez más las conciencias a la campaña para reducir al mínimo el uso estrepitoso de pirotecnias por los graves impacto de salud, otros ruidos que lesionan la dignidad humana se naturalizan al punto tal que se vuelven silenciosos.
En un continente históricamente atravesada por la desigualdad, la violencia estructural y la tentación recurrente de los liderazgos salvadores, “Profecías” resuena como una advertencia ética de notable actualidad. El pesebre afirma que la dignidad no la otorgan los palacios ni los mercados, muchos menos los ritos; solo las acciones por mayor humanidad. “Sin violencia ni gritos” interpela de lleno el presente argentino y latinoamericano: un tiempo marcado por la polarización, el descrédito de la política y el desgaste del lazo social que nos hacen perder el sentido de la otredad.
La figura que “viene a explicar, sin violencias ni gritos”, contrasta con una escena pública saturada de discursos agresivos, de simplificaciones extremas y promesas redentoras. El pesebre es una crítica silenciosa a todo orden, programa o esquema que expulsan a las sociedades más allá de las periferias. Para el Teólogo Gustavo Gutiérrez, el pesebre es una epifanía (aparición-revelación) del Dios de los pobres. No es un dato folclórico, sino una toma de posición histórica que nos interpela de qué lado queremos estar. Si estamos donde un niño pobre es cuidado en un pesebre, habremos decidido por un mundo nuevo posible.
La paz no nace del enfrentamiento permanente, ni de la imposición, sino de la palabra que ordena, del diálogo que reconoce al otro y de la justicia que se traduce en condiciones de vida dignas. El pesebre es siempre la proclamación que sin justicia no hay salvación. El Papa Francisco afirmaba que la opción preferencial por los pobres “es un criterio-clave de autenticidad cristiana”, “una exigencia ético social que provienen del amor de Dios”, que impulsa “a pensar y a diseñar una economía donde las personas, y sobre todo lo más pobres, estén en el centro”
“Es el hijo del hombre, paz para este mundo traerá”, es la frase que devuelve el foco a lo esencial: lo humano como medida de toda acción pública. No hay proyecto político legítimo si no pone en el centro la dignidad humana, el trabajo, el acceso a derechos y la inclusión real. La salvación, que cristianas/os por estos días proclamarán, no vendrá de soluciones mágicas ni de recetas importadas, sino de decisiones históricas asumidas con responsabilidad colectiva.
En una de sus estrofas, Vox Dei entona “De dónde viene, y como se llama, nadie lo sabe, ni yo lo sé”. El nombre del salvador no importe, y no es un detalle menor. La canción desnuda uno de los grandes problemas de la política latinoamericana: el personalismo. Cuando los nombres pesan más que los programas, cuando las figuras eclipsan a las instituciones, la democracia se debilita y la esperanza se vuelve rehén de biografías individuales. La tradición profética bíblica es contundente: no hay autoridad verdadera sin justicia, ni liderazgo auténtico sin servicio.
La profecía no desciende del cielo: emerge de la historia. Las crisis no son inevitables; son el resultado de decisiones reiteradas. La pobreza estructural, la fragmentación social y la violencia no son destino, sino consecuencia. “Profecías” no ofrece consuelo fácil ni soluciones inmediatas, ofrece algo más incómodo y necesario: una llamada a la responsabilidad histórica. En la Argentina y en América Latina, la paz social no será fruto del grito, ni del ajuste sin rostro humano, ni del mesianismo político. Será el resultado de una democracia fortalecida, de un Estado presente y ético, y de una ciudadanía que asuma que el futuro no se espera: se construye.
Diego Ramos es educador popular argentino, militante político, licenciado en Ciencias Políticas, profesor de Filosofía y Ciencias Sagradas. Presidente del Partido Nacional “República Modelo”, dirige y coordina el Centro de Educación popular Antonio Gramcsi en Santiago del Estero.